Preguntas sobre doctrina

Déjà vu

 

Dennis Priebe

 

 


Recientemente Andrews University Press imprimió una nueva edición del libro rompedor que se publicó en 1957: Seventh-day Adventists Answer Questions on Doctrine (abreviado frecuentemente como Questions on Doctrine; en castellano, Preguntas sobre doctrina). En un artículo de Ministry, Woodrow Whidden proporcionó información relativa a la publicación original, así como a su actual reedición.

Whidden afirma que la publicación de Preguntas sobre doctrina en 1957

resultó ser uno de los eventos más controvertidos en la historia de las publicaciones adventistas... La publicación de Questions on Doctrine en 1957 fue la culminación de una serie de conversaciones sostenidas entre evangélicos conservadores y dirigentes adventistas, desde marzo del 1955 hasta el 1956. Los principales, entre los evangélicos, fueron Donald Grey Barnhouse, radio-predicador y redactor de la revista Eternity, y Walter Martin, un joven investigador. Entre los interlocutores adventistas destacaban el reputado teólogo e historiador Leroy Edwin Froom, W.E. Read (secretario de la Asociación General) y Roy Allan Anderson, evangelista prominente y redactor de Ministry.

Uno de los resultados positivos del diálogo, fue que Barnhouse y Martin declararon a la Iglesia Adventista como genuinamente cristiana, no debiendo ser considerada sectaria... Sin embargo, las respuestas contenidas en Questions on Doctrine, especialmente las referidas a la naturaleza humana de Cristo y la expiación, resultaron ser causantes de considerable inquietud entre muchos adventistas del séptimo día...

La principal voz disconforme correspondió a M.L. Andreasen, uno de los escritores y profesores en teología más respetados durante las décadas de 1930 y 1940. Sus posiciones inequívocas sobre la expiación y la humanidad de Cristo parecían representar un cierto consenso en el pensar adventista... Muchos consideraban sus puntos de vista como sólida ortodoxia adventista...

El principio teológico clave... era la cristología presentada por Andreasen. Él sostuvo firmemente que Cristo tomó una naturaleza pecaminosa tal como la de Adán después de la caída (dicho de otro modo, una naturaleza pecaminosa con tendencias al pecado). De esa forma, con el poder traído por Cristo a modo de ejemplo a sus seguidores de la última generación, podría llevarse a cabo la expiación desde el santuario celestial, manifestándose en caracteres perfeccionados y libres de pecado, en los atribulados santos de la tierra... De esa forma Cristo, mediante la victoria del remanente, derrotaría a Satanás, vindicaría la demanda divina de obediencia perfecta, y esa vindicación de Dios permitiría finalmente el regreso de Cristo...

Con total seguridad, los dos legados más vivos y polémicos que nos ha dejado Questions on Doctrine, son las nuevas discusiones suscitadas a propósito del significado de: 1. La expresión “expiación final”, y 2. La “naturaleza humana de Cristo caída y pecaminosa”...

En la nueva edición de Questions on Doctrine publicada por Andrews University,

se ha suplementado el libro con un comentario editorial que incluye la introducción, notas a pie de página y una bibliografía actualizada a cargo del bien conocido historiador adventista George R. Knight... Knight no ha tenido pelos en la lengua, especialmente al exponer que L.E. Froom y sus colegas fueron “menos que transparentes” en relación con el consenso largamente mantenido (desde los años 1890) sobre la humanidad de Cristo como siendo posterior a la caída... Knight sugiere también que Froom y sus colegas dieron una falsa impresión en su redacción del famoso ‘Apéndice B’ titulado ‘Naturaleza de Cristo durante la encarnación’, consistente en declaraciones de Ellen White... El polémico encabezamiento, que afirma que Cristo ‘Tomó la naturaleza impecable del hombre’...  parecía implicar que esa fuese la idea de Ellen White al respecto, cuando de hecho ella fue muy enfática al declarar repetidamente que Cristo tomó “nuestra naturaleza pecaminosa”, y que “tomó sobre sí la naturaleza caída y doliente del hombre, degradada y contaminada por el pecado” (Ministry, agosto 2003, 14-17).

Un año después, Ministry publicó otro artículo proporcionando más información relativa a la edición original de Questions on Doctrine. Sin embargo, el artículo iba precedido por la siguiente explicación, contenida en un prefacio editorial:

El pasado agosto Ministry publicó un artículo de Woodrow Whidden anunciando y comentando la nueva publicación por parte de Andrews University Press del libro Questions on Doctrine. En ese número, Ministry se declaró abiertamente partidaria de una de las posiciones en ese aspecto tan divisivo del libro, cuando en el artículo editorial afirmamos que nos adheríamos a la naturaleza humana impecable de Jesús, y adjuntamos la re-impresión de un artículo publicado por Ministry en 1970... Como parte del esfuerzo informativo de Ministry sobre esos temas, nos complace publicar la posición adventista alternativa emergente sobre la naturaleza de Cristo. Herbert Douglass, quien estuvo estrechamente implicado durante las décadas de 1950 y 1960 en los debates sobre Questions on Doctrine, ha accedido a expresar su perspectiva alternativa (Ministry, agosto 2004, 16).

Hay ciertas expresiones delatoras empleadas en ese prefacio editorial. La posición adventista histórica consiste en que Cristo tomó la naturaleza humana caída. La postura nueva consiste en que Cristo tomó una naturaleza en parte caída y en parte no caída. Pero sorprendentemente, el editor llama a la posición histórica adventista “alternativa emergente”, como si la nueva postura por él defendida hubiera venido siendo la mayoritaria y hubiera representando la ortodoxia. Al mismo tiempo, la posición histórica queda relegada a la categoría de posición diferente o alternativa minoritaria. Mediante cuidadosa elección de las palabras se condiciona frecuentemente la opinión del lector a fin de hacerlo receptivo a ideas sobrevenidas, procurando dejar la impresión de que la posición nueva es realmente la posición establecida.

Douglass comienza citando las palabras de George Knight a propósito de que

ese libro... es con toda probabilidad el que ha causado mayor división en la historia del Adventismo del Séptimo Día. Un libro producido con el objetivo principal de buscar la paz entre el adventismo y el protestantismo conservador, su publicación trajo desunión, discordia permanente y divisiones en el Adventismo.

Douglass continúa con la descripción de lo que sucedía mientras se ponía a punto Questions on Doctrine para su publicación.

Es fácil imaginar nuestra estupefacción cuando comenzamos a hojear las ediciones preliminares del futuro libro, conteniendo comentarios como este (páginas 8 y 9): “Las respuestas han sido preparadas por un grupo de reconocidos dirigentes, en estrecho consejo con profesores de Biblia, redactores y administradores... Dichas respuestas representan la posición de nuestra denominación en el área de doctrina eclesiástica e interpretación profética... Por lo tanto, el presente volumen puede considerarse como verdaderamente representativo de la fe y creencias de la Iglesia Adventista del Séptimo Día...” Nuestro sentimiento y el de algunos otros, fue que dichas declaraciones no representaban la realidad que rodeó a la producción de Questions on Doctrine. La dirección que tomó el libro perturbó a muchos, y así lo manifestaron a sus autores.

Douglass siguió citando la observación hecha por George Knight, relativa a que

Milton L. Andreasen, el teólogo y escritor más influyente en la denominación en la tardía década de 1930 y en la de los años 1940, fue dejado al margen del proceso, tanto en la formulación de las respuestas como en la crítica de las mimas, a pesar de que se lo había venido considerando unánimemente como una autoridad en varios de los puntos disputados...

Froom hizo una encuesta entre dirigentes adventistas y observó que “casi todos” creían que Cristo había tomado nuestra naturaleza pecaminosa. El recientemente retirado presidente de la Asociación General, W.H. Branson, escribió en la edición de 1950 de su Drama of the Ages que en su encarnación Cristo tomó “sobre sí mismo carne pecaminosa”. No obstante, Froom y Anderson afirmaron de una forma que George Knight ha calificado como “menos que transparente”, que “la mayoría de la denominación ha sostenido siempre que la humanidad de Cristo fue impecable, santa y perfecta”, a pesar de que ciertos autores habían publicado ocasionalmente posiciones contrarias. Desgraciadamente, eso es lo que manifestaron a Walter Martin... Una de las cartas de Froom reconocía que en Questions on Doctrine “algunas de las declaraciones son ligeramente diferentes de lo que usted podría anticipar”.

El sentir de muchos ha sido que si a Andreasen, con su indiscutible experiencia teológica, se le hubiera permitido participar en la formulación de las respuestas a las preguntas de Martin, habría prevalecido el equilibrio teológico. Debemos recordar aquí una vez más las presuposiciones calvinistas de Barnhouse, Martin y otros de sus colegas. Para ellos, el Jesús humano era “impecable” en el sentido de incapaz de pecar...

¿Cómo podemos resumir lo que Knight calificó como una defensa “menos que transparente” del pensar convencional adventista sobre la humanidad de Jesús? Las declaraciones añadidas a Questions on Doctrine crearon “una falsa impresión sobre la naturaleza humana de Cristo”. Los autores insertaron este encabezado destacado en negrita: ‘Tomó la naturaleza humana impecable’... Es evidente cierto tono intimidatorio cuando los autores afirmaron (tras haber explicado su particular interpretación de las declaraciones de Ellen White): “Es en ese sentido en el que todos debieran entender los escritos de Ellen White cuando se refiere ocasionalmente a la naturaleza humana pecaminosa, caída y deteriorada”... No es solamente que las citas contradicen sus contextos, sino que pacen haber sido ordenadas para fomentar una presuposición particular...

Tal como ha escrito Knight, Questions on Doctrine “es con toda probabilidad la mayor causa de división en la historia del Adventismo del Séptimo Día”. La mayoría, sino todos los grupos así llamados “disidentes” o “independientes” de los últimos 45 años, son el resultado directo de las posiciones presentadas de forma explícita o implícita en Questions on Doctrine sobre la expiación y la encarnación... Ninguno, o casi ninguno de esos “disidentes” existirían hoy si Questions on Doctrine no se hubiera publicado...

En 1975, un grupo representativo de nosotros se reunió en Washington en respuesta al llamamiento de Review and Herald Publishing House en busca de consejo relativo a la posible nueva publicación de Questions on Doctrine. Los dirigentes de la Asociación General se opusieron entonces de forma general a que volviera a publicarse. Cuanto más se examinó el libro, más firme fue el rechazo a que fuese publicado de nuevo...

Las notas añadidas en las páginas 516 a 529 de la nueva edición recientemente publicada de Questions on Doctrine contienen puntos sensibles que merecen seguir siendo discutidos abiertamente. El autor de las notas... dice acertadamente: “La conclusión lógica de esa creencia es que si Cristo fue como nosotros, viviendo sin embargo una vida libre de pecado, lo mismo deben hacer otros seres humanos —especialmente los pertenecientes a la última generación—... [Esa enseñanza] fue la aceptada por la mayoría de los adventistas del séptimo día durante la primera mitad del siglo XX. Fue tal su aceptación, que no necesitaba ser defendida o argumentada en la literatura adventista. Se daba por hecho que era así. Fue sobre esa enseñanza sobre la que M.L. Andreasen edificaría su teología de la última generación”...

[N. del T.: M.L. Andreasen desarrolló esa teología a partir de dos fuentes: la Biblia y el Espíritu de profecía. Una simple lectura de El conflicto de los siglos bastará para comprobar que Andreasen no fue el autor de ese concepto].

El segundo tema que ha dividido profundamente la Iglesia Adventista desde finales de la década de 1950 fue la justificación por la fe. Los medios de difusión evangélicos observaron que hacia los años 1970, la iglesia se había dividido entre los “adventistas tradicionales” –los que defendían posiciones que eran “hechos aceptados” antes de Questions on Doctrine-, y los “adventistas evangélicos”, quienes enfatizaban la comprensión de la Reforma sobre la justificación por la fe. Implícita en esa comprensión “evangélica” estaba el rechazo a (1) la noción distintiva adventista de un juicio previo al segundo advenimiento, y (2) la conexión entre la purificación del santuario celestial y la purificación de hábitos y elecciones [en los cristianos], culminando en el fin del tiempo de prueba...

Todo está relacionado entre sí, en el genuino árbol del evangelio; cuando se compromete un aspecto de la verdad del evangelio resultan afectadas muchas otras doctrinas. Una de las consecuencias, desde 1957, es el desdén con que se ha tratado el ministerio de Ellen White. Una visión tal del ministerio de Ellen White vino a ser el modus operandi de muchos pastores y profesores que parecían tener la impresión de que ella tenía una doble cara. En años recientes Ellen White ha sido vista por algunos como una escritora devocional, pero no como una guía teológica (Ministry, agosto 2004, 16-21).    


 

La conexión con Melvill


Durante las últimas dos décadas, la posición de Questions on Doctrine sobre la naturaleza humana de Cristo ha venido experimentando un proceso de refinamiento, dado que no hubo más remedio que reconocer que representaba falsamente declaraciones inconfundibles de Ellen White. Henry Melvill fue un clérigo evangélico anglicano bien conocido en el siglo XIX.

Su enseñanza fue primeramente adoptada en el libro Seventh-day Adventists Believe... publicado en 1988 por el Departamento Ministerial de la Asociación General. La posición de Melvill fue allí plasmada como declaración-resumen de lo que creen los Adventistas del Séptimo Día a propósito de la naturaleza que Cristo asumió en la encarnación. George R. Knight la utiliza ahora en su Edición Comentada de Questions on Doctrine...

Knight promueve esa “doctrina ortodoxa” de Melvill como siendo la posición que ha de explicar “toda” declaración de Ellen White al respecto... La posición que tomó Melvill requería la intervención divina, que no tuvo inconveniente alguno en incorporar, y que a su vez significaba una “exención”...

Debemos preguntarnos por qué esa “doctrina ortodoxa” tiene tanto atractivo como supuesta solución a los problemas suscitados en torno a la doctrina de la encarnación en el adventismo contemporáneo... En 1982, White Estate publicó un documento... titulado Henry Melvill and Ellen G. White: A Study in Literay and Theological Relationships.

En el número de diciembre de 1989 de Ministry, Tim Poirier presentó un estudio del sermón de Melvill, ‘The Humiliation of the Man Christ Jesus’. Poirier comentó:

Ellen White tomó prestado mucho de ese sermón... para su artículo titulado “Christ, Man’s Example” (Review and Herald, 5 julio 1887).

En ese sermón, Melvill hizo una digresión “para considerar la cuestión de la humanidad de Cristo”. Es de esa digresión de la que se ha extraído la nueva teología sobre la naturaleza de Cristo, tal como aparece en Seventh-day Adventists Believe... (páginas 47 y 57), y a la que George Knight da tanta cobertura en sus notas de la nueva edición de Questions on Doctrine (páginas 522-524).

Pero es muy significativo que

Ellen White no tomó prestado ni un solo concepto de la digresión. Hasta el propio Poirier lo admite: “No hemos encontrado que Ellen White tomara prestado directamente ningún material a partir de esa digresión...” Si es cierto que se dio un masivo tomar prestado a partir del sermón, el fracaso en encontrar una sola referencia en la que fuera tomada prestada alguna referencia concreta de aquella digresión [relativa a la naturaleza humana de Cristo], indicaría que Ellen White simplemente ¡rechazó las conclusiones de la digresión de Melvill! PERO esas conclusiones que Ellen White rechazó, fueron incorporadas por el autor... de Seventh-day Adventists Believe... y también por Knight.

Esto es lo que Melvill escribió en su ya famosa digresión:

Hubo consecuencias de la caída... Dividimos... esas consecuencias en debilidades inocentes y propensiones pecaminosas... Cristo tomó la humanidad con las debilidades inocentes. Derivó su humanidad de su madre... Como ella, podía sufrir hambre, sed, podía llorar y sufrir duelo, retorcerse de dolor y morir... Pero si bien tomó la humanidad con las debilidades inocentes, no la tomó con las propensiones pecaminosas. Aquí se interpuso la Deidad. El Espíritu Santo cubrió a la Virgen, y permitiendo que las debilidades fluyeran de ella, impidió que lo hicieran las maldades; de esa forma logró generar una humanidad sufriente y doliente, y sin embargo inmaculada e impoluta; una humanidad con lágrimas, pero libre de manchas; susceptible a la angustia, pero sin inclinación hacia la ofensa...

La solución de Melvill al problema es, sencillamente, la “intervención divina”.

También el catolicismo romano enseña precisamente la “intervención divina” en el dogma de la Inmaculada Concepción, esta vez en María, de forma que no transmitiría a su Hijo el “pecado en la carne”.

Así, sostenemos —y se lo ofrecemos como doctrina ortodoxa— que la humanidad de Cristo no fue la humanidad de Adán, es decir, la humanidad de Adán antes de la caída; ni tampoco la humanidad caída; es decir, la humanidad de Adán antes de la caída en todo respecto. No fue la de Adán, pues tenía las debilidades inocentes de la caída... “Nacido de mujer”, Cristo obtuvo de su madre todo lo que nosotros obtenemos, excepto la pecaminosidad. Y no la obtuvo debido a que la Deidad, en la persona del Espíritu Santo, se interpuso entre el niño y la polución de su madre.

En el libro Seventh-day Adventists Believe figuran partes de los párrafos precedentes de la digresión de Melvill a modo de declaración-resumen sobre la naturaleza humana de Cristo... Knight, en su edición comentada de Questions on Doctrine, afirma que “Melvill sostuvo que el Cristo encarnado no fue, ni como Adán antes de la caída, ni como la humanidad caída después de la entrada del pecado. Esa parece ser la posición que Ellen White sostuvo... El modelo de Melvill es el único que puede explicar todas las declaraciones de Ellen White sobre la naturaleza humana de Cristo”.

Pero persiste la pregunta ¿por qué Ellen White no citó nada de la digresión, si es que esta representa su comprensión acerca de la naturaleza que Cristo asumió en la encarnación? De hecho, la ignoró, lo que implica que la rechazó.

¿Cuán engañoso puede uno llegar a ser, al tratar de cubrir un engaño precedente?

Knight, en su celo por imponer la posición de Melvill, olvidó explicar de qué manera se trastocó la ley de la herencia a fin de poder escapar a los efectos de ser “del linaje de David según la carne” (Rom 1:3).

Jesús aceptó la humanidad cuando la especie se hallaba debilitada por cuatro mil años de pecado. Como cualquier hijo de Adán, aceptó los efectos de la gran ley de la herencia. Y la historia de sus antepasados terrenales demuestra cuáles eran aquellos efectos. Mas él vino con una herencia tal para compartir nuestras penas y tentaciones, y darnos el ejemplo de una vida sin pecado (El Deseado de todas las gentes, 32)

Melvill escribió:

“Nacido de mujer”: Cristo obtuvo de su madre todo lo que nosotros obtenemos, excepto la pecaminosidad. Y no la obtuvo debido a que la Deidad, en la persona del Espíritu Santo, se interpuso entre el niño y la polución de su madre

Pero eso figura en la digresión que Ellen White nunca citó. En contraste con la posición de Melvill, Ellen White escribió:

Tomó sobre sí la naturaleza caída y doliente del hombre, degradada y contaminada por el pecado (4 Comentario bíblico adventista, 1169).

En la enseñanza de la doctrina de la encarnación hay un componente clave que impregna la postura de todos los que niegan que Cristo tomó sobre sí la naturaleza del hombre caído. Se presenta como “intervención divina”, abarcando la terminología empleada por Questions on Doctrine: “exención”. Todo hijo de Adán “nacido de mujer” recibe una naturaleza caída. No hay excepción a esa ley de la herencia, a menos que haya una exención debida a la intervención divina. El dogma católico romano de la inmaculada concepción de María es un intento por hacer a Cristo exento de tomar sobre sí la naturaleza caída del hombre. En su formulación de lo que él llamó “doctrina ortodoxa”, Melvill declaró sin vacilación alguna que en el nacimiento de Jesús se produjo una intervención divina que lo preservó de tomar la naturaleza caída del hombre. El dogma romano empleó la expresión “mancha de pecado original”; Melvill empleó las palabras: “maldad” y “polución”.

La así llamada “doctrina ortodoxa” fue el resumen final de la sección referente al “Segundo Adán”, en el libro Seventh-day Adventists Believe (página 47). Es la posición que promueve la reciente edición comentada por George Knight de Question on Doctrine. Pero no es la creencia sostenida por la Iglesia desde sus inicios hasta la década de los años 1940 (Wm. H. Grotheer, Watchman, What of the Night?, junio 2004, 1-7).     


 

La naturaleza humana de Cristo y la última generación


Ellen White resumió de esta forma la importancia de comprender la humanidad de Cristo:

Cristo es la escalera que Jacob vio... Si esa escalera no hubiese llegado a la tierra, y le hubiese faltado un solo peldaño, habríamos estado perdidos. Pero Cristo nos alcanza donde estamos. Tomó nuestra naturaleza y venció, a fin de que nosotros, tomando su naturaleza, pudiésemos vencer... por su humanidad llega hasta nosotros (El Deseado de todas las gentes, 278).

En un lenguaje inconfundible, Ellen White insiste en que Jesús debía venir en una humanidad como la nuestra. “Cristo nos alcanza donde estamos”. La escalera descansa en tierra; no en una plataforma blindada o aislada, situada por encima de la tierra. “Tomó nuestra naturaleza”; “por su humanidad llega hasta nosotros”. Lo enfatiza aún más en la página 92 de El Deseado de todas las gentes:

Cristo tomó sobre sí las flaquezas de la humanidad degenerada. Únicamente así podía rescatar al hombre de las profundidades de su degradación... nuestro Salvador tomó la humanidad con todo su pasivo... No tenemos que soportar nada que él no haya soportado.

Tomó sobre sí aquellos aspectos de la moralidad y debilidad espiritual contra los que debemos luchar nosotros... Condenó al pecado... en la carne humana y pecaminosa en la que el pecado mantiene su última fortaleza... Ellen White relaciona en términos inconfundibles la naturaleza humana de Cristo con el tipo de victoria que traerá perfección al pueblo de Dios. La escalera llega desde lo más bajo hasta lo más alto, sin que le falte un solo peldaño. Ese es un mensaje de ánimo hasta para el más débil de los santos. Nadie tiene por qué desanimarse a la vista de la elevada vocación a la que Dios llama, pues no hay profundidad a la que esa escalera haya dejado de alcanzar.

En su artículo de Ministry, Woodrow Whidden afirma que

a los redactores de Questions on Doctrine no les entusiasmaba el concepto de Andreasen relativo a los que constituirían “la última generación” como siendo los agentes a través de los cuales Cristo efectuaría la expiación final. Si bien no da la impresión de que atacaran directamente la expiación de la última generación tal como la entendió Andreasen, disintieron con la cristología que estaba en su base.

Whidden señala acertadamente el significativo desacuerdo habido entre los autores de Questions on Doctrine y las posiciones de Andreasen a propósito de la expiación final y la “última generación”.

La expiación que está actualmente en curso en el ministerio celestial de Cristo, tal como se comprende a la luz del gran conflicto, produce malestar a quienes han favorecido las posiciones de Questions on Doctrine. Es pertinente recordar aquí que la nueva teología carece de una verdadera fase de expiación con Jesús en el lugar santísimo; en su lugar preconiza una fase caracterizada por la distribución de los beneficios de una expiación que fue ya completada. La nueva teología tiene un concepto truncado del gran conflicto, no manifestando inquietud ni deseo alguno por saber cuál es la razón de la demora en el retorno de Cristo. La Inspiración especifica cuál es esa razón: el Cielo espera la demostración final en el pueblo de Dios del poder del evangelio para cambiar a las personas; para cambiarlas hasta el punto de que puedan estar sin falta ante Dios.

Una última cita del artículo de Ministry afirma que

la postura de una humanidad —en Cristo— posterior a la caída, la versión de Andreasen sobre la perfección de la última generación y su papel en la vindicación de Dios es puesta seriamente en cuestión.

Ese es el legado más importante de Questions on Doctrine. Coincidimos en señalar que la humanidad de Cristo es un asunto capital en toda discusión y debate en torno a Questions on Doctrine. Añadiríamos a eso el sentido y significado de la expiación.

Lo que es bien patente es que los proponentes de Questions on Doctrine han ignorado una cantidad abrumadora de evidencia bíblica y del Espíritu de profecía que está en abierta contradicción con sus tesis... Las posiciones adventistas históricas que nos han traído de forma tan profunda y convincente Andreasen y otros fieles siervos, están sólidamente fundadas en la Biblia y los escritos de Ellen White.

Apocalipsis describe así el sellamiento de los 144.000 (la última generación):

Vi también otro ángel que subía desde donde sale el sol y que tenía el sello del Dios vivo. Clamó a gran voz a los cuatro ángeles a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: “No hagáis daño a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios” (Apoc 7:1-3)

La siguiente cita de Ellen White lo resume con claridad inequívoca:

¿Estamos procurando su plenitud, avanzando siempre hacia la meta puesta delante de nosotros: la perfección de su carácter? Cuando el pueblo de Dios alcance esta meta, será sellado en sus frentes. Llenos del Espíritu, serán completos en Cristo, y el ángel anotador declarará: “Consumado es” (Review and Herald, 10 junio 1902).

Obsérvese la secuencia: plenitud... perfección de su carácter... pueblo de Dios alcance esta meta... sellado en sus frentes... llenos del Espíritu... completos en Cristo... “Consumado es” (fin del tiempo de prueba).

En el día del juicio, la conducta de aquel que haya conservado la fragilidad y la imperfección de la humanidad, no será defendida... El que no tiene suficiente fe en Cristo para creer que él puede guardarlo del pecado, no tiene la fe que le dará entrada en el reino de Dios (3 Mensajes selectos, 411).

En sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios (Apoc 14:5).

Para esto fuisteis llamados, porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo para que sigáis sus pisadas. Él no cometió pecado ni se halló engaño en su boca (1 Ped 2:21-22).

La experiencia de la última generación viviendo sin pecar, está relacionada con el proceso actual de expiación en el cielo.

Ahora, mientras nuestro gran sumo sacerdote está haciendo expiación por nosotros, debemos procurar ser hechos perfectos en Cristo. Ni siquiera en un pensamiento pudo el Salvador ser llevado a ceder al poder de la tentación... No hubo en él pecado alguno del que Satanás pudiera sacar ventaja. Esa es la condición en la que deben encontrarse los que han de permanecer en pie en el tiempo de angustia (Review and Herald, 14 marzo 1912).

Cristo triunfa finalmente en virtud de lo que logró cuando estuvo aquí, en la tierra, y en virtud de lo que logra mediante su pueblo de la última generación, en la tierra. Jesús está en el centro. Es el autor y consumador, el gran centro de la última generación y de todo el universo, al ser vindicado en su fiel remanente... Enoc, Job, Moisés, Elías, Juan Bautista y el propio Jesús estuvieron más interesados en vindicar el carácter de Dios que en salvar sus propias vidas... Estuvieron dispuestos a renunciar a su salvación si podían con ello salvar a otros. Tal es la experiencia de la última generación. Están más interesados en vindicar el nombre de Dios, su carácter, que en tener sus nombres escritos en el libro de la vida... Apocalipsis señala a un pueblo que da la gloria a Dios mediante su testimonio, sus obras, su vida, su carácter. Dios va a ser por fin vindicado en su pueblo fiel.

A todo lo largo del registro inspirado se encuentra la evidencia que sustenta la teología de la última generación de Andreasen... Algunos quisieran que ignorásemos dicha evidencia, otros que la reinterpretemos, y aún otros hay que presentan posiciones alternativas; posiciones que encajan bien en la corriente de las iglesias caídas que nos rodean... Dios está esperando, esperando ansiosamente que su amado pueblo se tome el asunto con seriedad; que le permita cumplir en ellos sus promesas.

Los escritos de Ellen White enseñan claramente que se llama al pueblo de Dios de la última generación a vindicar el carácter de Dios ante el mundo:

Si hubo alguna vez un pueblo que necesitase un aumento constante de la luz del cielo, es el pueblo que, en este tiempo de peligro, Dios llamó a ser depositario de su santa ley y a vindicar su carácter delante del mundo (2 Joyas de los Testimonios, 343).

La misma imagen de Dios se ha de reproducir en la humanidad. El honor de Dios, el honor de Cristo, están comprometidos en la perfección del carácter de su pueblo (El Deseado de todas las gentes, 625).

De nada serviría el sacrificio expiatorio si el Espíritu Santo no realizara su parte en glorificar a Dios mediante la reproducción en los seres humanos de “la misma imagen de Dios”. ¿Cómo resulta Dios glorificado? “En la perfección del carácter de su pueblo”. ¿Se podría haber dicho con mayor claridad?... ¿No existe acaso la luz suficiente sobre ese tema, como para poner en evidencia la bancarrota de las proposiciones de Questions on Doctrine?

Mientras se prosigue el juicio investigador en el cielo, mientras que los pecados de los creyentes arrepentidos son quitados del santuario, debe llevarse a cabo una obra especial de purificación, de liberación del pecado, entre el pueblo de Dios en la tierra... Cuando esta obra haya quedado consumada, los discípulos de Cristo estarán listos para su venida (El conflicto de los siglos, 478).

¿Cuándo podrá venir Cristo? “Cuando esta obra haya quedado consumada”. ¿En qué consiste dicha obra? “Una obra especial de purificación, de liberación del pecado”. ¿Cuándo tiene lugar esa obra? Mientras Cristo realiza la intercesión en el santuario celestial, mientras tiene lugar la expiación final... La Inspiración afirma de forma inconfundible que Dios ha hecho depender el éxito final de la obra expiatoria de Cristo, de la experiencia de la perfección en su remanente.

Satanás puede presentar la objeción de que Jesús, siendo a la vez Dios y humano, tuvo alguna clase de ventaja sobre los demás. Satanás podría decir: ‘Jesús es el único que podría guardar realmente la ley de Dios. ¿Qué se puede esperar? Después de todo, era Dios y hombre.

La única forma en que Dios puede responder es mediante un grupo de seres humanos que guardan la ley de Dios, y lo hacen como Jesús: bajo las circunstancias más probatorias. No es la voluntad de nuestro Dios dejar cuestiones sin respuesta en el gran conflicto. Responderá a toda objeción posible.

Dios no llevará este conflicto a su final hasta que todas las cuestiones hayan tenido la respuesta adecuada. No debe quedar resquicio alguno ni sombra de duda en cuanto al carácter de Dios, sus requerimientos o su poder para dotar a los débiles y pecaminosos seres humanos de la capacidad para estar en completa armonía (reconciliación, expiación) con él.

Satanás ha estado convocando todos los poderes engañosos del infierno para abalanzarse sobre la última generación del pueblo de Dios. No ceja en su empeño por hacer que el pueblo de Dios no alcance la norma; que fracase; que deje a Dios en evidencia.

Por otra parte, Dios ha liberado el poder de las verdades vitales recuperadas, ha reactivado el don de la profecía como luz conductora especial para su remanente, así como su propia promesa de ayuda divina; todo ello para permitir que sus fieles salgan más que vencedores en el momento más crítico de su enfrentamiento. El pueblo de Dios le dará gloria mediante la demostración de su poder redentor en las vidas de ellos.

Cuando Satanás lanzó toda clase de acusaciones contra Job, Dios resultó vindicado. Cuando Satanás haga lo mismo con la última generación, será de nuevo vindicado ante los hombres y los ángeles. A Satanás... se le ha permitido jugar su mejor carta, y ha fracasado miserablemente. Como Job, la última generación vindica las aseveraciones y carácter de Dios, quien demostrará así que puede otorgar su poder a toda una generación de sus fieles santos, siendo capaz de guardarlos sin caída, presentándolos sin falta ante la presencia de su gloria, con gran alegría (David Qualls, A Response to Ministry’s ‘Questions on Doctrine: Then and Now’, publicado el 10 de diciembre del 2003 en greatcontroversy.org.


 

Traducción: www.libros1888.com