NUESTRA MISIÓN
LB, 16-10-2023

 

La Guía de Estudio de la escuela sabática para este trimestre trata sobre nuestra MISIÓN, siendo sus autores los directores de nuestros Centros de MISIÓN Global.

Pero la lectura de la Guía hace patente cierta desviación de nuestra misión, que resulta preocupante. ¿Podría ser que los directores de nuestros Centros de Misión Global estuvieran de alguna forma globalmente confundidos acerca de la misión, al menos en algún aspecto importante?

En la tabla de contenidos vemos que las lecciones 7 a 11 tratan sobre nuestra misión "a mi prójimo", "a los necesitados", "a los poderosos", y doblemente, en dos lecciones separadas, nuestra misión "a los no alcanzados", es decir: a los no creyentes, a los no afiliados a una iglesia, a los no cristianos, a los paganos, a ese colectivo que la Biblia llama espiritual y proféticamente "Egipto".

Eso parece ser bastante intencionado, ya que la lectura introductoria dice: "Aprenderemos acerca de recursos disponibles que nos ayudarán a alcanzar a nuestro prójimo (especialmente a quienes no tienen un trasfondo cristiano)". Es decir, a "Egipto".

¿Por qué especialmente a aquellos que no tienen un trasfondo cristiano?

Nuestra misión está definida por los mensajes de los tres ángeles, como se ilustra en esta conocida cita:

En un sentido muy especial, los adventistas del séptimo día han sido colocados en el mundo como centinelas y transmisores de luz. A ellos ha sido confiada la tarea de dirigir la última amonestación a un mundo que perece. La Palabra de Dios proyecta sobre ellos una luz maravillosa. Una obra de la mayor importancia les ha sido confiada: proclamar los mensajes del primero, segundo y tercer ángeles. Ninguna otra obra puede ser comparada con ésta y nada debe desviar nuestra atención de ella { Ev 92.3 }.

Pero el mensaje del segundo ángel, ampliado significativamente en Apocalipsis 18, no dice nada acerca de llamar "especialmente" a quienes constituyen "Egipto" a que salgan de allí. El versículo 4 dice: "Salid de ella, pueblo mío". "Ella" no se refiere a los que carecen de un trasfondo cristiano. No es "Egipto", sino "Babilonia".

¿Dónde en la Guía hay una lección que nos enseñe cómo llegar a católicos y protestantes (Babilonia: la madre y sus hijas, Apocalipsis 17)?

Esta es otra cita bien conocida:

A pesar de las tinieblas espirituales y del alejamiento de Dios que se observan en las iglesias que constituyen Babilonia, la mayoría de los verdaderos discípulos de Cristo se encuentran aún en el seno de ellas. Muchos de ellos no han oído nunca proclamar las verdades especiales para nuestro tiempo. No pocos están descontentos con su estado actual y tienen sed de más luz. En vano buscan el espíritu de Cristo en las iglesias a las cuales pertenecen { CS 386.2 }.

El énfasis en evangelizar a los no cristianos comenzó a principios de la década de 1980, junto con el movimiento de la iglesia emergente (no en el adventismo, sino en el mundo cristiano).

Los católicos, anglicanos y la federación mundial de luteranos se reunieron en Lima en 1982 para firmar los acuerdos B-E-M, por los cuales declararon ser aceptable:

(B) Bautismo: tanto de recién nacidos por aspersión como de creyentes adultos por inmersión.

(E) Eucaristía: es aceptable la transustanciación en la que el sacerdote "crea" al Creador, así como el pan sin levadura y el vino no fermentado como únicamente simbólicos de la carne y la sangre de Cristo.

Y a continuación, la conclusión inevitable y buscada:

(M) ¡MISIÓN! Dado que cualquier tipo de creencia o práctica es aceptable entre las denominaciones cristianas, no tiene sentido intentar evangelizar a los cristianos, que se consideran ya salvos. Por lo tanto, la misión de la iglesia debe centrarse "especialmente" en llegar a los no afiliados a una iglesia, a los "no alcanzados".

¿Está promoviendo la Guía de la escuela sabática para este trimestre la agenda ecuménica de la iglesia emergente, en lugar de señalar nuestra verdadera misión proféticamente delineada y claramente establecida en la literatura sagrada?

¿Se está promoviendo un tipo de evangelio genérico que sería inapropiado para evangelizar a cristianos de otras denominaciones? Sin duda, sus miembros protestarían así: ‘¡Ya hace años que fui salvo en Cristo!’ (o en la iglesia cristiana que sea).

Cuando seleccionamos el grupo diana de nuestra evangelización, es porque ya hemos elegido qué tipo de evangelio queremos predicar. Si no va más allá de un tipo de evangelio genérico, no debiéramos estar muy preocupados por predicar: ya hay millones de cristianos en infinito número de denominaciones que lo están haciendo.

¿Por qué señalar especialmente a los que carecen de trasfondo cristiano? Quizá porque el tipo de evangelio genérico que la Guía propone sólo tiene sentido para ese grupo. Hemos simplificado hasta tal punto el evangelio, nos hemos limitado tanto a lo básico, que ha perdido sentido evangelizar a los cristianos en Babilonia. Esta escritura debiera hacernos reflexionar:

Dejando a un lado las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez. No volvamos a poner los fundamentos, tales como el arrepentimiento de las obras que conducen a la muerte, la fe en Dios, la enseñanza sobre bautismos, la imposición de manos, la resurrección de los muertos y el juicio eterno (Hebreos 6:1-2).

De hecho, en nuestra misión parecemos haber olvidado incluso aspectos “elementales”: “el juicio eterno”, por ejemplo. ¿Debiéramos obviar a católicos y evangélicos —dando la espalda a nuestra misión expresada en el mensaje del segundo ángel— debido a que ya están salvos?

Los queridos católicos y evangélicos que forman "Babilonia", personas muy buenas en su mayoría, no tienen idea y no están en absoluto preparadas para el cierre del tiempo de prueba, para la crisis de la marca de la bestia, y en general para los eventos que preceden a la segunda venida. No están mejor preparadas para esos eventos, que aquellas que carecen de un trasfondo cristiano. Y ciertamente, con sus creencias y prácticas erróneas quizá puedan ser salvas, pero nunca podrán honrar o vindicar a Dios en el conflicto de los siglos ni adelantar la segunda venida, que demanda la resolución de ese conflicto para seguridad del universo.

Es evidente que el conflicto de los siglos tampoco es un tema destacado en la Guía, que dedica igualmente dos lecciones a la misión de Dios “en favor de nosotros”. Es clara esa visión antropocéntrica orientada a nuestra salvación, y en ese sentido también coincide con el ideario de las iglesias caídas que no son la iglesia remanente del tiempo del fin. A modo de conclusión, en la parte para el miércoles 27 de diciembre se lee: “Ya hemos visto [a lo largo de toda la Guía de estudio] que el objeto de la misión de Dios es salvar a los perdidos…”

¿Es sólo salvar a los perdidos? ¿Acaso no está Dios interesado en poner fin al pecado y a la maldición, y en vindicar su carácter ante las inteligencias del universo en el conflicto de los siglos?

El plan de redención tenía un propósito todavía más amplio y profundo que el de salvar al hombre. Cristo no vino a la tierra únicamente por este motivo; no vino meramente para que los habitantes de este pequeño mundo acataran la ley de Dios como debe ser acatada; sino que vino para vindicar el carácter de Dios ante el universo { PP 49.1 }

¿No es nuestro privilegio y encargo sagrado dar las "verdades especiales para este tiempo" especialmente a Babilonia, en la que aún se encuentra "la mayoría de los verdaderos discípulos de Cristo"? ¡Eso está precisamente en el centro de nuestra misión global! Es el aspecto que enfatiza y amplía Apocalipsis 18:1-4. Ahí tenemos el último mensaje de Apocalipsis —y de toda la Biblia—, y se lo presenta en relación con el derramamiento del Espíritu Santo en la lluvia tardía. Eso es verdad presente y vibrante. ¿No debiera ser nuestra prioridad?

Es desalentador ver a representantes de nuestra Misión Global confundidos respecto al verdadero significado de la comisión que Dios ha confiado a nuestra iglesia remanente para el tiempo del fin. No somos una denominación más entre otras comprometidas en la promoción de un evangelio genérico, tal como el que fue apropiado en el siglo XVI.

Noé podría haberse limitado a presentar un evangelio de paz mediante el anuncio del Mesías prometido que vendría en un futuro lejano; pero se le había confiado una verdad especial para su tiempo. Si no hubiera transmitido esa verdad presente —la inminente destrucción por un diluvio y la salvación de Dios en el arca—, habría sido infiel a la misión que se le confió. Allí no bastaría un evangelio genérico, por más eterno que fuera. La Gran Comisión: predicar el evangelio eterno a toda nación, tribu, lengua y pueblo, no es el asunto en discusión. Pero esa es también la pretendida misión de las iglesias cristianas caídas. Nuestra comisión debe ir más allá de eso, si es que tenemos alguna razón válida para existir como iglesia separada. Nuestros días son "como en los días de Noé".

Me preocupa que la Guía no se enfoque en la esencia de nuestra misión, especialmente en el contexto del tiempo actual y de las verdades singulares que nos han sido confiadas.

Ojalá el Espíritu Santo nos dé claridad de ideas, y lleguemos pronto a la unidad de mente y de acción basada en la guía profética inspirada, y no en la imitación de métodos y conceptos propios de las iglesias que la Biblia declara caídas.

 

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