Querido amigo y amiga:

¿Qué significa pensar "con cordura"? El Espíritu Santo, por la gracia de Dios, movió al apóstol Pablo a que nos dijera "a cada cual que está entre vosotros" que pensáramos de esa manera (Rom. 12:3).

El pensar con cordura es la esencia de lo que debe ser la vida en este gran Día de la Expiación de la historia mundial en el que nos encontramos, justamente antes del final del juicio y la segunda venida de Jesús. La comedia y la diversión egocéntrica son inapropiadas, ahora que estamos viviendo en ese especial "tiempo del fin" (Dan. 12:4). Lo anterior significa que todo aquel cuyo corazón sea movido por esa misma gracia comprenderá que los placeres mundanos y la satisfacción del yo están en oposición a los ruegos que el Espíritu Santo pone en nuestros corazones, justamente en este tiempo.

"Expiación" significa comunión, reconciliación; la puesta en armonía de nuestra mente con la voluntad de Dios. Y sólo podemos conocer a Dios conociendo a Cristo, ya que únicamente él revela al Padre de forma que podamos ir a él.

Eso significa que habrá un interés capital y supremo al que estaremos dedicados: "A Jesucristo, y a este crucificado", en armonía con lo expresado por Pablo tras su viaje de Atenas a Corinto (1 Cor. 2:1 y 2). Estamos compenetrados con Cristo, en aquella mañana de viernes ante el tribunal de Pilato. No estamos calentándonos alrededor de la hoguera junto a Pedro y el resto de la multitud que cuenta chistes a propósito del Hombre encausado. Es cierto que a Pedro se le desgarraba el corazón, mientras que exteriormente reía las gracias, aparentando estar con la multitud. Es doloroso mantenerse "con cordura" cuando todos los que te rodean se lo pasan en grande. Prevalece la idea de que la comedia televisiva y la risa desenfadada son pasatiempos inocentes, pero ese "cada cual que está entre vosotros" al que se refiere Pablo se sentirá muy incómodo pasando (perdiendo) el tiempo de esa manera, mientras ocupa su mente la realidad de "Cristo y Cristo crucificado".

La gran controversia entre Cristo y Satanás se está luchando día a día y minuto a minuto, en el corazón de "cada cual que está entre vosotros".

Pero Jesús no ha olvidado a su amado discípulo Pedro, que en su desesperación intenta calentarse con el fuego de la diversión mundana. El Salvador contempla a su tentado discípulo con lágrimas de amor divino en los ojos. Y Dios ha repartido a cada uno una medida de fe –añade Pablo-: la suficiente como para que piense "con cordura" en medio de un mundo dedicado a la búsqueda del placer. Es el don de la sobreabundante gracia de Dios. Sentimos arrepentimiento en favor de quienes nada saben acerca de ese gran Día de la Expiación. No nos avergoncemos de pensar con cordura en presencia de ellos.

R.J.W.