Querido amigo y amiga:

A millones y millones de cristianos se les ha enseñado la idea popular conocida como la "inmaculada concepción de la virgen María", sin fundamento en la Biblia. "Padres" sinceros pero equivocados, en la temprana historia de la iglesia, pensaron en facilitar la conversión de los paganos bajo el Imperio Romano a base de importar y adaptar creencias paganas populares al ideario "cristiano". Esa doctrina fue una de ellas.

La popular conmemoración del solsticio de invierno del 25 de diciembre es otra de las doctrinas paganas que pretendió ser "santificada" llamándole Navidad, a pesar de lo ilógico e irrazonable de situar el nacimiento de Jesús en la estación más fría, siendo que la Biblia afirma que "había pastores en la misma región, que velaban y guardaban la vigilias de la noche sobre su rebaño" (Luc. 2:8).

La idea pagana de la inmortalidad natural del alma fue acogida en la iglesia primitiva a pesar de la obvia contradicción con la gran verdad fundamental de que "Cristo murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras" (1 Cor. 15:3). Eso habría sido imposible si el alma fuera inmortal.

La Iglesia de Roma acogió gustosa la idea de que a la madre de Jesús le fue otorgada la gran exención de haber sido concebida "inmaculada"; es decir, sin heredar el ADN que todo ser humano recibe genéticamente de nuestros primeros padres después de la entrada del pecado (Gén. 5:3). El cristianismo se degradó repudiando lo razonable y lo lógico: que María tuvo la naturaleza o "carne" ordinaria del caído Adán. En lugar de eso, afirmó que había sido dotada con el don sobrenatural de una naturaleza humana impecable que no existía en ninguna parte del universo. De ese modo, María quedaba excusada de las batallas contra la tentación a pecar que tenemos todos los demás.

¿Por qué el esfuerzo por crear esa exención de la que nada sabe la Biblia?

La finalidad es "crear" a un "cristo" igualmente exento de la herencia común de los hombres; alguien que no tuvo nuestro ADN, la naturaleza que el caído Adán dejó a su posteridad. No importó dejar sin significado las genealogías que la Biblia expone a propósito de Jesús, así como contradecir textos que insisten en el vínculo que esa doctrina pretende romper (Rom. 3:1, Gál. 4:4 y 5, Heb. 2:11, 14 y 17, etc). Ese "cristo" que fue hijo de la re-inventada María, nacería entonces también "inmaculado". Se trata de un "salvador" que sirve para adornar las catedrales, pero que perdió la relación íntima con los seres humanos, no habiendo sido nunca tentado como ellos, puesto que "cada uno es tentado, cuando de su propia pasión es atraído y seducido" (Sant. 1:14).

Lo anterior ha llevado, por así decirlo, a la existencia de dos Cristos: (1) El Verdadero, al que el Padre envió en semejanza de carne de pecado, y que condenó al pecado en la carne a fin de que se cumpla en nosotros la justicia de la ley (Rom. 8:3 y 4), y (2) su falsificación: aquel al que el propio Cristo llamó "falso" (Mat. 24:23 y 24), uno que no tomó nuestra naturaleza caída sobre su naturaleza impecable al encarnarse, y que por consiguiente no pudo ser "tentado en todo según nuestra semejanza" (Heb. 4:15), no pudiendo hacer otra cosa por nosotros que no sea "perdonarnos" EN nuestros pecados, mientras que el Cristo verdadero se llamó Jesús precisamente por ser capaz de salvar "a su pueblo DE sus pecados" (Mat. 1:21).

¿Te parece indiferente adorar a Uno o al otro? (1 Juan 4:2 y 3; 2 Juan 7).

R.J.W.-L.B.