Querido amigo y amiga:

En los primeros siglos de nuestra era hubo una seria discusión acerca de si el libro de Hebreos pertenecía o no a la Biblia. Hasta el día de hoy muchos cristianos encuentran chocante el tema principal del libro de Hebreos: la perfección del carácter. Consideran que se trata de un imposible; que Dios no va a tener nunca un grupo o cuerpo de creyentes en la tierra que venzan como Cristo venció, que reflejen como en un espejo la belleza del perfecto carácter de Cristo caracterizado por la abnegación. Afirman que por tanto tiempo como el cuerpo de Cristo en esta tierra esté compuesto por personas con una naturaleza caída, les resultará imposible alcanzar la perfección del carácter. Para ellos, el libro de Hebreos representa un formidable desafío: en no menos de once ocasiones leemos que la perfección del carácter en su pueblo es el objeto de la obra de Jesús (5:14; 6:1; 7:11, 19, 25 y 28; 8:9; 10:1 y 14; 11:40; 13:21).

¿Cómo logra Cristo eso que es en apariencia tan imposible? Mediante su ministerio como Sumo Sacerdote (identificación que hace único el libro de Hebreos en el Nuevo Testamento, ya que es sólo allí donde se lo designa así).

Hoy nos resulta difícil comprender el significado de "sacerdote", y especialmente el de "sumo sacerdote". Incluye muchos "oficios" en los que Jesús está implicado: Él es el Consolador, el Maestro, el Líder, y lo mejor de todo: es el Médico, no sólo de nuestros cuerpos, sino también de nuestras almas. Es como si Cristo, nuestro gran sumo sacerdote, fuese nuestro divino Psiquiatra. Es por eso que leemos en Hebreos 4:15: "No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado". "Por eso puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos" (7:25).

Este puede ser tu problema y el mío: ¿Estamos en disposición de humillar el corazón, reconociendo que necesitamos los servicios de un Psiquiatra? Más de uno se indignará y dirá que no, que su situación es razonablemente buena, que "soy rico y estoy enriquecido" espiritualmente, no necesitando por lo tanto los servicios del Psiquiatra celestial. Pero el libro de Hebreos está estrechamente relacionado con el de Apocalipsis, y allí leemos que estamos en desesperada necesidad de un tratamiento como ese (Apoc. 3:14-21). La Biblia termina con la seguridad de que Jesús tendrá un pueblo en la tierra que responderá a su llamado, aceptará su ministerio de "perfección", se arrepentirá y estará preparado para su próxima segunda venida (Apoc. 7:1-4; 14:1-5, y 19:7-9).

Pero observa con detenimiento Hebreos 4:15, porque el enemigo ha encontrado una forma astuta y solapada de anular ese ministerio de nuestro sumo sacerdote al hacer creer a las personas que, de alguna manera, Jesús no fue "tentado en todo" como lo somos nosotros. La esencia de la falsificación consiste en introducir una diferencia entre la forma en la que fue tentado nuestro sumo sacerdote cuando estuvo en esta tierra, y la forma en la que somos tentados nosotros. Esa doctrina anula el poder del sacerdocio de Cristo en aquel que la acepta, "pues [es sólo] en cuanto él mismo padeció siendo tentado, [que] es poderoso para socorrer a los que son tentados" (2:18). Esa falsa doctrina enseña que Cristo no pudo ser tentado como nosotros, debido a que la "carne" que Cristo tomó en su encarnación poseía una diferencia significativa con la tuya y la mía. "Muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo" (2 Juan 7).

R.J.W.-L.B.