Querido amigo y amiga:

¿Cómo podemos hacer para que nuestros hijos sean "salvos de esta perversa generación"? (Hech. 2:40). Este mundo tiene abiertas de par en par sus puertas a la impureza moral. Los medios de comunicación tienen en los jóvenes una de las principales dianas de su marketing de producto. Un capítulo de la Biblia sugiere dos remedios aparentemente opuestos: "Conociendo... el temor del Señor, persuadimos a los hombres" (2 Cor. 5:10 y 11). Parecería una invitación a la predicación o instrucción del tipo "fuego y azufre". ¿Funciona? Bien... parece que logra llevarlos a las aguas bautismales, pero ¿logra ese "terrorismo santificado" que los adolescentes y jóvenes se mantengan inmaculados, cuando la tentación viene "como un río crecido"? (Isa. 59:19). Están sometidos a una terrible presión de grupo, así como a los clamores de su propia naturaleza. ¿Logrará el miedo que resistan, cuando la presa se desborda?

El mismo capítulo presenta una motivación superior: "El amor [ágape] de Cristo nos constriñe", o motiva a una consagración plena hacia Aquel que murió por nosotros, y resucitó (vers. 14 y 15). De hecho, Pablo dedica mucha más extensión al desarrollo de esta motivación, que a su breve alusión al "temor". Llega a presentar al Salvador como aquel que "fue hecho pecado por nosotros", es decir, como el que tuvo que sumergirse en la naturaleza y el mundo contaminados que son comunes a toda la raza humana, como el que tuvo que soportar la más espantosa presión de grupo y como quien tuvo que resistir todos los clamores de la naturaleza caída que tomó cuando se hizo carne, como quien triunfó en su lucha "hasta la sangre, combatiendo contra el pecado" y manteniéndose siempre "sin pecado" (2 Cor. 5:16-6:1; Heb. 12:4; 4:15). Léelo por ti mismo: se trata de una auténtica efusión de gracia. ¡Jamás la desprecies!

La palabra traducida como "temor" en 2 Cor. 5:11, es "fobos" en griego. No es el término habitual para expresar el terror o el puro miedo. Nada hay más ajeno al carácter de Dios, que la intención de producir terror a los niños y adolescentes. El terror paraliza, o bien endurece los corazones, pero nunca los convierte. "Fobos" significa temor reverencial, el que tuvo el propio Jesús hacia su Padre a quien amaba de forma suprema. Se adecua perfectamente al tierno y sensible corazón del joven y el adolescente. Como escribió un sabio autor: "Comparte con tus hijos el secreto de la cruz". Si eso no funciona, ¡ninguna otra cosa lo hará!

R.J.W.