Querido amigo y amiga:

¿Cuán cercana está la segunda venida de Cristo? Alguien dirá (con razón) que vendrá tan pronto como terminemos de predicar el evangelio en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones. Indiscutiblemente, "entonces vendrá el fin" (Mat. 24:14). Sí, pero la pregunta permanece: ¿cuán cerca estamos de que el evangelio sea predicado de esa forma? Jesús nos invitó a ser cuidadosos en nuestra evaluación, puesto que "el reino de Dios no vendrá con manifestación exterior" (Luc. 17:20). Lo comparó a la forma en que actúa la levadura en el proceso de la panificación. No lo hace con "manifestación exterior", sino de forma silenciosa, inadvertida. Así ha de ser con la obra de Dios en la tierra.

Tenemos una gran capacidad para suponer, y nos puede llevar a error. No siempre es la obra que mayor parece, o la más espectacularmente exitosa la que cumple los propósitos divinos. Ningún ser humano puede saber cuán rápidamente está progresando la obra de Dios en la tierra. Incluso a aquellos que están procurando llevar adelante la obra, les pasa desapercibida la mayor parte de ella. El reino de la gloria será establecido en un tiempo en el que hasta a los más fieles obreros de Cristo les parecerá que aún queda mucho por hacer. No pueden saber qué agencias anónimas puso Dios en acción.

Podemos estar confundidos en cuanto a lo que el Señor considera como el cumplimiento de su objetivo. Los "144.000" de Apocalipsis 14:4 y 5 pueden ser personas a quienes ninguno de nosotros reconocemos aún como a tales. Es posible que diariamente se estén ganando victorias de las que nada sabemos, debido a que los medios de comunicación (seculares o religiosos) sencillamente no están sintonizados con la obra de Cristo en el lugar santísimo del santuario celestial.

Eso debiera librarnos por siempre de concluir que la venida del Señor está lejos, en vista del relativamente escaso avance que podemos apreciar. Aprendamos a trabajar conformes y con buen ánimo, en la quietud y en el silencio. Aunque muchos puedan considerar superficialmente que esa obra es ineficaz, o incluso aunque nosotros mismos lo podamos pensar, hemos de confiar en la verdad de que nuestro "Padre... ve en secreto". En Eclesiastés 11:6 nos amonesta: "Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tus manos; pues no sabes qué es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno". Observa que puede ser que una cosa o la otra resulten eficaces, o bien ambas. ¡Pero no se contempla la posibilidad de que ninguna de ellas lo sea! Asimismo, se deduce que no hacer nada es decididamente inaceptable.

Todas las advertencias que Jesús nos dio en relación con su segunda venida, "para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo" (Mar. 13:36) son válidas, más válidas que nunca. Son "verdad presente".

R.J.W.-L.B.