Querido amigo y amiga:

Estamos en necesidad de recordar lo que el Señor Jesús dijo (Marcos 13) sobre un oscurecimiento milagroso de la luna. Jesús venía de hablar a sus discípulos sobre las señales de su segunda venida; no nos dejó en las tinieblas en cuanto al futuro de la historia de este mundo. Sus discípulos le habían preguntado: "¿Cuándo serán estas cosas?" En su respuesta Jesús les indicó que necesitaban comprender el libro de Daniel (vers. 14), en el que el profeta delineó los "principios de dolores" desde las persecuciones que debió soportar la iglesia bajo el Imperio de Roma, seguido por la gran "apostasía" (2 Tes. 2:3) cuando el "cuerno pequeño" descrito en Daniel 7 ejercería su poder opresor durante 1260 años. "Hablará palabras contra el Altísimo, a los santos del Altísimo quebrantará y pensará en cambiar los tiempos y la Ley; y serán entregados en sus manos" durante el período conocido como la Edad Media (Dan. 7:25).

La historia da testimonio de cómo los terribles martirios de la persecución religiosa se aplacaron a partir de la década de 1750. Comenzaba a amanecer una nueva época de libertad religiosa y civil. Entonces, dijo Jesús, "en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá y la luna no dará su resplandor. Las estrellas caerán del cielo" (Mar. 13:24 y 25).

Hubo cristianos sinceros que estudiaron con oración sus Biblias y reconocieron el cumplimiento de esas profecías. Las terribles persecuciones papales llegaron a su fin; los 1260 años predichos en Daniel y Apocalipsis acabaron hacia 1798. "En aquellos días", pero después de "aquella tribulación" (en sentido cronológico), habían de tener lugar las prodigiosas señales en los cielos, indicando que iba a comenzar el "tiempo del fin" predicho por Daniel.

El 13 de mayo de 1780 ocurrió lo que miles de cristianos reconocieron como el cumplimiento de la profecía de Jesús: un misterioso oscurecimiento del sol, desde las 10 de la mañana (en Estados Unidos), seguido la misma noche por un oscurecimiento de la luna que NO correspondía a eclipse alguno.

¿Fueron alarmistas, o incluso fanáticos, aquellos cristianos que reconocieron el cumplimiento de las palabras de Jesús? No: estaban alerta. Estaban haciendo lo que Jesús indicó: "Mirad, velad y orad" (vers. 33). Para nosotros es hoy más importante que nuca el que hagamos exactamente eso. Mira, piensa, estudia la Palabra, ora, mantente despierto. No en estado de alarma, sino de alerta.

R.J.W.