Querido amigo y amiga:

En mi Biblia, 977 páginas constituyen el "Antiguo Testamento", y otras 300 el "Nuevo". La misma palabra se traduce en ocasiones como "testamento", y otras como "pacto". Así, al 77% de la Biblia se la llama Antiguo Testamento, y al 23% Nuevo. ¿Por qué esa diferencia? ¿Se trata de dos dispensaciones separadas en el tiempo, debido a que Dios ha tenido planes de salvación diferenciados para el mundo en una y otra época? Muchos aceptan esa proposición. Creen que el nuevo pacto comenzó con la crucifixión del Hijo de Dios.

Pero ¿tiene algún sentido plantearse que Dios haya podido estar experimentando, que durante 4000 años probara con el método del antiguo pacto, hasta decidir finalmente que no funcionaba, y comenzara ahora con un nuevo método? De ser así, ¿podríamos realmente poner en él nuestra confianza?

La Biblia es categórica: Dios ha tenido siempre un solo y único método para salvar. Se lo llama precisamente "evangelio eterno", o "pacto eterno" en alusión a su permanencia (Apoc. 14:6; Heb. 13:20). Dios es infinitamente sabio. No precisa, como nosotros, seguir el método del experimento según el modelo de prueba-error. Desde el mismo jardín del Edén estableció su plan único y eterno para la salvación: "por gracia sois salvos por medio de la fe" (Efe. 2:9). Cristo es "el Cordero inmolado desde el principio del mundo" (Apoc. 13:8). La vana suposición de que en algún momento Dios hubiera empleado un método distinto para la salvación del hombre, como por ejemplo la obediencia a la ley, niega la verdad de toda la Biblia, resumida en Hechos 4:12: "En ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos". La sangre de Cristo es igualmente útil "para la remisión de los pecados cometidos bajo el primer pacto" (Heb. 9:15).

¿Por qué, entonces, los dos pactos?

No hay dos métodos de salvación, pero hay dos formas diferentes en las que la humanidad, en cualquier época desde el principio hasta el final, ha comprendido el plan de la salvación (plan que es tan invariable como su propio Autor). No es una división en el tiempo, sino dos concepciones o mentalidades irremediablemente opuestas sobre la salvación. El "defecto" (Heb. 8:7) del antiguo pacto no consistió en un plan defectuoso dado por Dios en Sinaí, sino en una comprensión defectuosa por parte de su pueblo, del glorioso "nuevo pacto", o "pacto eterno" al que Dios intentaba llevarle, tal como lo comprendió Abraham cuando fue "justificado por la fe". Dios quería darles su pacto eterno, "mi pacto" (Éx. 19:5). En Gálatas 3:15-17 es fácil ver que "pacto" es equivalente a "promesa". En la Biblia, "pacto eterno" tiene el sentido de promesa, de testamento (Heb. 9:15 y 16); es un concepto asimétrico en el que Uno da, y otro recibe. El problema viene cuando pensamos que podemos tratar a Dios de igual a igual, y transformamos SU pacto en NUESTRO pacto, en el sentido de contrato: "Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: ‘Todo lo que Jehová ha dicho haremos’".

No suena mal... parecían resueltos a cumplir ‘su parte en el contrato’. Pero ya no era el “pacto eterno” en el que Dios promete; ya no era el pacto de Dios, “mi pacto” (Gén. 9:9; Jer. 33:21, Mat. 26:28; Heb. 8:8-10). “No permanecieron en MI pacto” (Heb. 8:9). No funcionó. ¡Cuánto mejor si hubieran dicho de corazón: “Todo lo que Jehová ha dicho, ¡él lo cumplirá en nosotros!” Pero prefirieron su propio pacto de ellos, el pacto del hombre, antes que el pacto de Dios, “mi pacto”. Crearon el “viejo pacto”, el que los llevó a la “esclavitud” (Gál. 4:24) y a crucificar a su Señor y Mesías.

Afortunadamente, ese pacto no es "eterno". Es sólo tan permanente como la obstinación humana, y hasta un niño en edad escolar comprende que no puede traer nada bueno. "Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré" (Heb. 10:16). Lo hace mientras lees estas líneas, si la respuesta de tu corazón es como la de Abraham, quien "creyó a Dios, y le fue atribuido a justicia" (Rom. 4:3). Es nuevo pacto, y son buenas nuevas.

R.J.W.-L.B.