Querido amigo y amiga:

No hay lenguaje tan vívido y elocuente como el empleado en la Biblia. Ezequiel refiere la imagen con la que Dios le mostró la situación del pueblo de Israel: un valle lleno de "huesos secos", un panorama desolador de muerte espiritual. El Señor hizo entonces al profeta una pregunta: "Hijo del hombre, ¿vivirán estos huesos?" Ezequiel le respondió: "Señor, Jehová, tú lo sabes". Era una inquietante representación del estado espiritual de la iglesia de entonces. La "primera resurrección" de 1ª Tesalonicenses 4:13-18 y la "tierra nueva" no son el foco primario de esa visión, si bien pueden ser una aplicación de la misma. Pero nadie que esté espiritualmente muerto ahora, tendrá oportunidad de participar en la resurrección de los justos, ni de ver regresar a Jesús sin ser destruido por el resplandor de su venida. Es AHORA cuando hemos de experimentar una conversión, una "resurrección" espiritual.

Según lo que Cristo dice en Apoc. 3:14-21 sobre su verdadera iglesia en estos últimos días, la visión de los "huesos secos" es inquietante. No se trata de historia antigua.

Ezequiel pudo haber orado por esos huesos secos 24 horas al día, durante décadas (¿reuniones de oración?), sin que sucediera nada. Observa: El Señor ordenó en repetidas ocasiones a Ezequiel que PROFETIZARA sobre esos huesos secos, y así lo hizo el profeta. Dios no iba a resucitarlos de una forma unilateral; demandó la cooperación del profeta. Hasta incluso el "espíritu" que entró en ellos para hacerlos vivir fue el fruto de la profecía de Ezequiel. ¿Era magia, o era un MENSAJE? He aquí algunas claves:

"Hijo del hombre, yo te envío a los hijos de Israel, a una nación de rebeldes... ellos y sus padres se han rebelado contra mí hasta este mismo día" (2:3). "Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los que gimen y claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella" (9:4). "Estos son los hombres que maquinan perversidad y dan en esta ciudad mal consejo. Ellos dicen: 'No será tan pronto; edifiquemos casas...'" (11:2 y 3). "No habéis andado en mis estatutos ni habéis obedecido mis decretos, sino que habéis hecho según las costumbres de las naciones que os rodean" (11:12). "Entristecisteis con mentiras el corazón del justo, al cual yo no entristecí, y fortalecisteis las manos del impío para que no se apartara de su mal camino, infundiéndole ánimo... libraré mi pueblo de vuestra mano" (13:22 y 23). "¿Quieres tú juzgarlos? ¿los quieres juzgar tú, hijo de hombre? Hazles conocer las abominaciones de sus padres" (20:4). "Mis santuarios menospreciaste y mis sábados has profanado. Calumniadores hubo en ti para derramar sangre" (22:8 y 9).

Cuando su pueblo OYE y VE la verdad sobre sí mismo (16:61; 36:31 y 32), sucede algo maravilloso: "Tendré memoria de mi pacto que concerté contigo en los días de tu juventud, y estableceré contigo un pacto eterno" (16:60). "Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros. Quitaré de vosotros el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Pondré dentro de vosotros mi espíritu y haré que andéis en mis estatutos y que guardéis mis preceptos y los pongáis por obra" (36:26 y 27).

Y llegamos al capítulo 37, en el que la visión de los huesos secos ilustra todo lo anterior. Observa: termina con la confirmación del nuevo pacto (v. 22-28); se trata del evangelio eterno de la gracia, ese que predica el ángel de Apocalipsis 14:6, y que en el capítulo 18 viene a alumbrar toda la tierra con su gloria. ¿Alumbra ya tu corazón?

R.J.W.-L.B.