Querido amigo y amiga:

Las cartas que Pablo escribió a las distintas iglesias siguen un esquema básico similar: primeramente exponen las Buenas Nuevas de aquello que Cristo realizó ya en favor de su iglesia, y también del mundo. Se trata del evangelio "objetivo". Pablo lo presenta como el "poder de Dios para salvación de todo aquel que cree" (Rom. 1:16). El poder es inherente al propio mensaje. "Constriñe" (motiva) a partir de entonces a aquel que lo cree, a no vivir ya más para sí, sino para Cristo (2 Cor. 5:14,15).

Al escribir la epístola a los Hebreos, relacionó ese evangelio objetivo con la obra que está realizando nuestro Sumo Sacerdote. Es como si accionara la palanca del cambio de marchas, de forma que la fuerza del motor se transmita a las ruedas. Ahora, el evangelio objetivo, los hechos históricos redentivos, la dádiva incondicional del cielo en Cristo, viene a traducirse en algo "subjetivo". Al creerla, la buena nueva "objetiva" (soberana e independiente de nuestra intervención personal en el tiempo y en el espacio) viene a expresarse en la experiencia "subjetiva" de un ministerio personal de obediencia motivada por el amor, libre de egoísmo. La belleza incomparable del carácter de Cristo hizo por fin "más precioso que el oro fino al varón y más que el oro de Ofir al ser humano" que cree (Isa. 13:12).

Hebreos expone el comienzo de algo que ha de lograr que un pueblo sobre la tierra esté preparado para la segunda venida de Cristo. ¿Quiénes formarán ese pueblo? Personas comunes, pecadores como los que han venido poblando la tierra desde hace 6.000 años. Personas que cayeron una y otra vez, que conocieron la profundidad de la derrota y humillación de su propia degradación moral. Del resto más débil de la humanidad, por haber acumulado generaciones y generaciones de pecado, se constituirá un "remanente", una selección de entre cada nación, tribu, lengua y pueblo. Todos ellos serán diplomados en indignidad, y sin embargo, también en victoria.

Vencerán, no por haber logrado una mejora en su ADN, sino por tener una comprensión clara y profunda del evangelio "objetivo". ¿Qué hará la diferencia? Crecieron en la fe hasta "la medida de la estatura de la plenitud de Cristo", hasta comprender las dimensiones del sacrificio del Calvario (Efe. 4:13,14; 3:14-21). El libro de Hebreos se refiere a la purificación del santuario, una obra que se está realizando AHORA, tanto en el cielo como en los corazones humanos. Haz doble click en el pulsador "Creo", y no desprecies el submenú "Ayuda mi incredulidad".

R.J.W.-L.B.