Querido amigo y amiga:

Un joven amigo nos escribe así: 'Nunca antes había oído una definición de fe como esa. ¡Interesante! Por favor, ¿podría ampliarla?, ¿cómo se relaciona con el ÁGAPE?'

Podemos intentarlo: (1) ÁGAPE es un tipo de amor diferente al que cualquiera de nosotros conoce por naturaleza. No se transmite por al ADN. No nacemos con él. Una excepción: Jesús, puesto que "Dios es amor [ÁGAPE]" (1 Juan 4:8), y Jesús era Dios en carne humana. (2) El ágape ha de ser importado e instalado en el corazón del hombre (ver Rom. 5:5). (3) Se trata de un amor que es eterno, no variable y frágil. Nunca "deja de ser" (1 Cor. 13:8). (4) Es un amor que hizo que Cristo estuviera dispuesto a ir hasta el "infierno", incluso hasta la pérdida eterna, antes de permitir que pereciésemos (Heb. 2:9. Esa muerte que "gustó por todos" es la auténtica muerte, la que describe Apoc. 2:11). (5) La muerte que Cristo murió es una muerte bajo la "maldición de Dios" (Gál. 3:13; Deut. 21:22 y 23. Esa es la razón por la que el Sanedrín exigió a Pilato su crucifixión, no su decapitación o lapidación). (6) Por consiguiente, el ÁGAPE es más fuerte que el "infierno" y que la muerte. La profundidad a la que descendió para salvarnos es insondable. (7) El cristianismo popular que ha rechazado la verdad bíblica del estado de los muertos, y que en su lugar ha aceptado la doctrina pagana de la inmortalidad del alma, no puede comprender esa condescendencia, no puede captar ese amor. (8) Dios encarga a su pueblo remanente una misión especial: proclamar lo que sucedió en la cruz. (9) Cuando el corazón sincero lo comprende (Efe. 3:14 al 21), resulta motivado por él, se conmueve ante lo que costó al Hijo de Dios nuestra salvación. ESE APRECIO DEL CORAZÓN ES LA DEFINICIÓN NEOTESTAMENTARIA DE LA FE (ver Gál. 5:6; Luc. 7:50). El corazón de piedra resulta quebrantado. (10) El ÁGAPE de Cristo constriñe al creyente a que ya no viva más para sí, sino para Aquel que murió y resucitó por él (2 Cor. 5:14 y 15). No hay límite para una vida de gozoso sacrificio por Cristo. Es el único y eficaz remedio contra el egoísmo (antítesis del ágape). (11) Eso significa una motivación enteramente nueva, que reemplaza la convencional esperanza de recompensa o temor a la pérdida/castigo. (12) Implica vivir bajo el nuevo pacto. (13) Y tal es precisamente la esencia del "evangelio eterno" señalado en Apocalipsis 14:6-12 y 18:1-4. Por fin, los corazones humanos han "recibido ahora la reconciliación" (Rom. 5:11). (14) Y es imposible estar reconciliado con Dios, y no estarlo a la vez con su santa ley, expresión de su carácter y voluntad. (15) De esa forma, uno vive una vida de verdadera obediencia a todos sus mandamientos, según la fe que obra por el amor [ÁGAPE] (Apoc. 14:12).

¿Interesante, amigos?

R.J.W.