Querido amigo y amiga:

Jesús NO dijo: "Venid a la iglesia (o al centro de estudios religiosos) todos los que estáis trabajados y cargados... y hallaréis descanso para vuestras almas". Estoy seguro de que Jesús estaría encantado de que así fuera, pero a menudo encontrarás allí tanta o más aflicción y quebrantamiento de corazón como en el frío mundo. A veces puedes llegar a sentirte tal como Jesús anunció, "como oveja en medio de lobos", en un entorno religioso.

Lo que Jesús dijo fue: "Venid a MÍ... llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de MÍ, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas" (Mat. 11:28-30; 10:16). Sea cual sea la presión que debas enfrentar en la iglesia o en el centro de estudios religiosos, hay un camino que te lleva directamente al trono de la gracia, en donde está Jesús "cercano, a la mano" para dar paz a tu corazón en medio de las tormentas. Jesús es experto en sufrir quebranto de corazón en la "iglesia". El mundo pagano de "afuera" no persiguió a Jesús, excepto (al final) cuando la "iglesia" de su día instigó tal persecución. Cuando Jesús exclamó, "se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza los que me odian sin causa", no se estaba refiriendo a filisteos o cananeos, sino a la iglesia de su día. "Extraño he sido para mis hermanos y desconocido para los hermanos de mi madre... los insultos... cayeron sobre mí... vine a serles por proverbio. Hablaban contra mí los que se sentaban a la puerta" (Sal. 69:4-12). ¡Eran descendientes de Abraham, no paganos! A todos los que sufren dolor en la comunidad de la iglesia, Jesús les dice: "Venid a MÍ".

Pero observa bien que NO dice "abandona la comunión con la iglesia". ¡No! En medio de su peor sufrimiento, Jesús fue tentado a abandonar a "Israel" y a buscar descanso para su alma, al margen de los planes del Padre, pero rehusó. Eligió seguir en comunión con el profeso pueblo de Dios, por más doloroso que eso le resultase, y llevar su cruz allí (Juan 12:20-28). En estos últimos días hay tibieza en al iglesia, puede incluso haber "apostasía EN la iglesia". Abandonar la iglesia no es la solución. La idea básica de la verdad bíblica sobre el Día de la Expiación es la "purificación del santuario", no su destrucción. "Ven a MÍ", te dice Jesús. Y cuanto más te acerques a él, más ligados estarán tu corazón y tu vida en comunión con él. Y más comprenderás que el honor y vindicación de su nombre están comprometidos en el arrepentimiento de su iglesia. Cristo ha de convencer, ganar el corazón de SU iglesia, y cuando así suceda, dejaremos de llamarla "nuestra" iglesia. Entonces, la multiforme sabiduría de Dios podrá ser dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades, ¡hasta en los lugares celestiales! (Efe. 3:10). De no suceder así, las "bodas del Cordero" no podrían nunca tener lugar (Apoc. 19:7 y 8). Lleva tu cruz "con él", en la más estrecha comunión con SU iglesia, aún si se te impidiera cooperar en la "nuestra". Coopera con él. Permítele que te emplee como uno de sus agentes para confortar a alguien que esté "trabajado y cansado". Ayuda a la iglesia a estar preparada para las bodas.

R.J.W.-L.B.