Querido amigo y amiga:

Las oraciones elevadas a Dios durante toda aquella noche que refiere Hechos 12, resultaron eficaces. En respuesta a la plegaria unánime e incesante en casa de María, madre de Marcos, un ángel libró al apóstol Pedro de la cárcel, y de una muerte más que segura.

Preguntamos ahora: Si los hermanos NO hubieran orado, ¿habría enviado el Padre del Señor Jesús de todas maneras un ángel para librar a Pedro? ¿o habría permitido que Herodes Agripa cumpliese su propósito de matar a Pedro al día siguiente? ¿Necesitaba Dios esas oraciones fervientes de toda una noche para obrar algo que de otra manera ni siquiera hubiese pensado o querido hacer? ¿Lo despiertan nuestras oraciones para que efectúe lo que de otra manera no haría? ¿Por qué es la oración importante? ¿Es realmente necesaria? Imagina que los congregados en aquella reunión de oración hubiesen preferido irse despreocupadamente a sus casas y ponerse a dormir plácidamente (¡como parece que hizo el propio Pedro en la prisión, quien no estuvo toda noche orando!). ¿Habría Dios hecho algo? Miles de personas se hacen preguntas al respecto. La Biblia provee interesantes claves:

(1) Adán cedió a Satanás el señorío de este mundo. En principio no se hace la voluntad de Dios. De ahí que debamos orar "hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo" (2) Por lo tanto, este mundo es el territorio de Satanás por decisión "democrática" de la mayoría de sus habitantes, quienes expulsamos al Hijo de Dios del planeta mediante la crucifixión, para que no quedaran dudas. (3) Dios no puede interferir en derecho, más de lo que el presidente de un país puede intervenir en un país vecino. (4) Pero Dios puede legítimamente intervenir si su pueblo, orando en nombre de su Hijo Jesús, intercede en contra de los propósitos del maligno, de forma parecida a como la armada francesa convocó a las tropas inglesas en la segunda guerra mundial. (5) Probablemente ¡Dios hubiese podido salvar a Santiago si su pueblo hubiese orado por él como lo hizo por Pedro! (6) Debemos desechar las falsas ideas acerca de Dios como alguien impasible o falto de interés en los asuntos que nos afectan. Él DESEA intervenir en nuestro favor. (7) Lo mínimo que Dios puede esperar de nosotros es ver que le pedimos que intervenga mediante nuestras oraciones fervientes e incesantes. Esa es la razón de la existencia de la parábola de Lucas 18:1 al 7, donde una viuda clama importunamente por justicia (ver también Juan 16:23 y 24). La intención de Jesús no era ilustrar mediante esa parábola el carácter del Padre, sino nuestra necesidad de tomar seriamente la oración y no ser como el chiquillo que pide cosas irreflexivamente, sin saber o recordar realmente lo que está pidiendo. La oración ferviente, la oración elevada por corazones unidos, la oración de fe, permite que Dios "libere a los cautivos, que de a los presos abertura de la cárcel" (Isa. 61:1). ¡"Buenas nuevas para los abatidos"!

R.J.W.