Querido amigo y amiga:

Un prolífico autor cristiano escribió que 'Los cristianos verdaderos tendrán una experiencia similar a la de Jesús en el desierto de la tentación, especialmente aquellos dedicados a la labor de rescatar almas de las trampas de Satanás'. ¿En qué consistió la "experiencia" de Cristo relatada en Mateo 4? En un terrible zarandeo dirigido a minar su confianza en el llamado divino de su vida. "Si eres el Hijo de Dios...", fue el argumento, la duda, la insidia lanzada por el sutil tentador. La escena incluía ciertos aspectos de importancia significativa:

(1) El Padre acababa de aclamarlo abiertamente como "mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia". La lección: Por elevado que sea el pináculo de fe alcanzado, uno puede esperar ser probado casi inmediatamente en el más profundo valle de la tentación, por lo que respecta a nuestra identidad "en Cristo".

(2) Todos los pronunciamientos humanos estaban a favor de la insinuación del tentador. Por toda apariencia, Cristo estaba auténticamente solo en un panorama desértico, abandonado por Dios, con animales salvajes por única compañía (Marcos 1:13). Tras 40 días de ayuno, su estado físico había venido a ser el descrito en Isaías 52:14: "Muchos se asombrarán de él, al ver su semblante desfigurado, hasta perder toda apariencia humana". El argumento de Satanás era: '¿Cómo puedes pensar que eres el amado Hijo de Dios, en vista del lamentable aspecto de abandono que presentas? ¡Dios cuidaría sin duda de ti, si fuese cierto que eres su hijo! ¡Sé razonable! Confiesa que tu pretensión de ser su Hijo es fanatismo insensato'. El peso de lo implicado iba mucho más allá de la mera hambre física (aunque ésta estuviera presente). El tema controvertido era en esencia su propia identidad. Si Satanás podía zarandearlo en eso, su ministerio y su próximo sacrificio resultarían malogrados.

(3) El tentador se presentó también con una identidad engañosa. Satanás irrumpió como ángel de luz, como si acabara de venir del trono de Dios con un mensaje de misericordia y liberación para el pobre y sufriente Jesús: 'He venido a poner fin a tu hambre extenuante. Si eres el Hijo de Dios, sé congruente. ¡Actúa como tal! Di que estas piedras se conviertan en panes. ¿Por qué habrías de perecer miserablemente, en el comienzo mismo de tu glorioso ministerio?'. Jesús tuvo que decidir quién era. Y así hemos de decidir nosotros: ¿Quiénes somos "en Cristo", por adopción? ¿Convertidores de piedras en panes, que caen en cada desafío-trampa tendido por el enemigo, o auténticos hijos de Dios en Cristo, porque "escrito está"?

R. J. W.