Querido amigo y amiga:

La Biblia nos presenta las últimas referencias al "evangelio eterno" en un contexto de juicio inminente (Apoc. 14:6 y 7). ¿Qué enseña la Escritura a propósito de un juicio previo a la segunda venida de Jesucristo? ¿Acaso no ha prometido el Señor perdonar y arrojar a lo profundo de la mar nuestros pecados, cuando los confesamos? ¿Por qué desenterrar el Titanic-o cargamento de pecados del fondo del mar? ¿Es el concepto bíblico del juicio, contrario al evangelio?

La respuesta a la última pregunta es claramente NO. Dijo Pablo: "En el día en que, conforme a mi evangelio, Dios juzgue por Jesucristo los secretos de los hombres" (Rom. 2:16). En Hechos 24:25 y 26 vemos a Félix oyendo de Pablo "acerca de la fe de Jesucristo", y cuando éste le habló "de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero", Félix se espantó y le dijo a Pablo: "Ahora vete". Así termina el libro de Daniel, el que más luz da sobre el juicio: "Muchos serán limpiados, emblanquecidos y purificados. Los impíos obrarán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá. Pero los sabios entenderán". Leemos en Poverbios 28:4 y 5: "Los que dejan la Ley alaban a los impíos; los que la guardan, contienden contra ellos. Los malos no entienden el juicio, el que busca al Eterno lo entiende todo".

Prestemos atención a dos declaraciones hechas por Jesucristo mismo: (1) Dijo a los saduceos: "los que sean tenidos por dignos de aquel mundo [eterno] y la resurrección de los muertos... porque no pueden morir más" (Luc. 20:35 y 36). Jesús había enseñado ya la realidad de dos resurrecciones: "los que están en los sepulcros oirán su voz. Y los que hicieron bien, resucitarán para vivir, pero los que hicieron mal, resucitarán para ser condenados" (Juan 5:28, 29).

Los muertos en Cristo resucitarán primero, en ocasión de la segunda venida de Cristo (1 Tes. 4:15 al 18), y los demás muertos no resucitan hasta después de los mil años que transcurren después de haber sido efectuado el juicio (Apoc. 20:4 al 7).

Antes de que Jesús regrese, tal como prometió, y resucite a "los que hicieron bien", tiene que haber sido determinado, o juzgado, QUIEN ha de ser resucitado en esa primera resurrección, y quien ha de continuar en el descanso hasta la segunda. Difícilmente podemos suponer que Dios mismo, quien preside en el juicio, necesite esa instrucción o investigación; Dios lo conoce todo. Pero el "tribunal de Cristo" (2 Cor. 5:10), todas las inteligencias del universo, lo necesitan ¡y por supuesto, nosotros!

(2) Jesús habló del juicio en dos sentidos distintos y complementarios: condenación y vindicación. En el juicio previo a la segunda venida, Cristo deja en el fondo del mar al Titanic, con su vergonzoso cargamento de pecados confesados, arrepentidos y abandonados. De hecho, los borra definitivamente. En ese juicio representado en Daniel 7:22, "se pronunció juicio a favor de los santos del Altísimo". Jesucristo, a quien ha sido dado todo el juicio, juzga y vindica a quienes creyeron en él. Puedes ver lo que sucede con los demás en Juan 12:47 y 48.

El ángel de Apocalipsis 14 que volaba por en medio del cielo con "el evangelio eterno" proclama que "ha llegado la hora de su juicio". Si recibes las buenas nuevas del evangelio, el mensaje de la hora de su juicio también son excelentes nuevas para ti.

R.J.W.-L.B.