Querido amigo y amiga:

Más de diez millones de cristianos alrededor del mundo han estado estudiando durante un trimestre la enseñanza bíblica sobre la Creación en seis días literales, el relato del diluvio de Noé, y en general el conflicto entre la ciencia y la Biblia. Los cientistas evolucionistas han invadido la iglesia; nos dicen que es simplista e ingenuo el creer que el mundo fue creado en seis días literales, o que el diluvio inundó toda la tierra. En su opinión, debiéramos "interpretar" la Biblia.

Esa habilidad para leer diferentemente la Biblia se conoce como hermenéutica. Nos hablan de una evidencia científica supuestamente abrumadora, que hace que nadie inteligente debiera creer lo que la Biblia afirma llanamente. Hay que "interpretarlo", dicen, en armonía con las tendencias de la ciencia moderna.

La verdadera fe de la Biblia, la "fe de Jesús" (Apoc. 14:12), no se opone a la realidad. Dios nunca nos ha pedido que creamos que dos y dos son cinco, ni nos ha amenazado con la perdición eterna por creer que dos y dos son cuatro. La fe de la Biblia es razonable. Así, ¿cómo podemos enfrentar esa crisis? Tú y yo disponemos sólo de una vida, y no es lo suficientemente dilatada como para doctorarnos en paleontología, geología, biología, paleoecología, datación por carbono, etc. Aún menos podemos desplazarnos para examinar los fósiles in situ. ¿Podemos tener un punto de referencia que sea irrefutablemente cierto, hasta el punto de que ni un cientista pueda discutirlo?

Sí. (1) La Biblia revela un tipo de amor que es totalmente sobrenatural, que ha de tener su origen más allá de este planeta, algo que el más refinado intelecto y el mayor gigante moral en el mundo antiguo o en el moderno jamás habría podido inventar; un amor que va infinitamente más allá de lo que ningún geólogo o paleontólogo hayan podido imaginar. La existencia de ese amor es en sí misma un milagro irrefutable. (2) Pide a cualquier evolucionista que te explique el origen del amor. Se quedará mudo. La primera Persona en la historia que comprendió los fundamentos de la agricultura, fue Jesús: "Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo. Pero al morir, lleva mucho fruto" (Juan 12:24). Es así como descubrió el principio de su cruz. El orgullo humano resulta humillado. (3) Hay una ciencia verdadera, y hay una "falsamente llamada ciencia" (1 Tim. 6:20).

Los cientistas evolucionistas son notorios por su falibilidad. Sus tesis están siendo demolidas por insostenibles, desde el punto de vista científico, y por los propios científicos. Algunos de ellos, aún sin reconocerse creacionistas, están teniendo la valentía de confesar que la evolución es un "cuento de hadas para entretener a adultos", "otra religión", una "teoría pseudocientífica... falsamente llamada ciencia". Nunca des la espalda al verdadero amor, ante tal "oposición".

R.J.W.-L.B.