Querido amigo y amiga:

Por la gracia de Cristo, el Padre nos ha hecho una sola familia con los seres santos que lo adoran en los cielos, y que jamás cedieron al pecado. El estudio del origen del pecado es ciertamente triste, pero hay muy buenas nuevas en el estudio de su erradicación. Desde su primera página, el Nuevo Testamento declara sin ambigüedad que Jesús "salvará a su pueblo DE sus pecados", no EN ellos (Mat. 1:21).

Dios no puede erradicar el pecado del universo sin desarraigarlo primeramente de los corazones humanos. Es en ellos donde el pecado ha enraizado; el corazón humano es el último reducto en donde vive el dragón del pecado. Sus raíces nos afectan desde lo más hondo. ¿Es posible vencer al pecado, erradicarlo? El desenlace de la gran controversia entre Cristo y Satanás depende de la respuesta a esa cuestión. Algunos dicen que el pecado no será nunca conquistado hasta que venga Cristo por segunda vez y cambie a sus escogidos dándoles carne santa, quitándoles las tentaciones. La implicación es que por tanto tiempo como tú y yo tengamos "carne de pecado", el pecado seguirá venciendo.

Pero la Biblia no ofrece dudas:

(1) Rom. 6:13 y 14: Aún poseyendo carne o naturaleza pecaminosa, "el pecado no tendrá dominio sobre vosotros, pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia".

(2) Rom. 5:20: "Donde se agrandó el pecado, tanto más sobreabundó la gracia". En otras palabras, la gracia es más poderosa que el pecado. En caso contrario, la gran controversia terminaría en derrota para Dios.

(3) 2 Cor. 5:14 y 15: Esa gracia de Dios opera mediante la revelación de su amor singular. Por lo tanto, "el amor de Cristo nos apremia" a no vivir ya más para el yo, sino para Aquel que murió y resucitó por nosotros. El amor al yo es la esencia misma de todo pecado, el elemento básico que llenó el corazón de Lucifer al principio, y que ahora, al mismo fin del tiempo, confiere a la iglesia de Laodicea una tibieza digna de reproche.

(4) Juan 12:31 al 33: No es sólo que Cristo conquistó el problema del pecado mediante su vida santa y su sacrificio en la cruz. A fin de que el gran conflicto llegue a su fin, debe tener un pueblo cuya fe demuestre que ese amor le "apremia" también a "que venza... así como he vencido [Cristo]" (Apoc. 3:21). El secreto de la victoria sobre el pecado obtenida por Cristo no fue la carne santa. Nada en la Biblia nos amonesta a procurar la carne santa. La exhortación es a que tengamos la mente de Cristo (Fil. 2:5).

(5) El cuadro luminoso que presenta la Biblia a su conclusión, es el de un grupo triunfante que está sobre "un mar de vidrio mezclado con fuego" y que ha "alcanzado la victoria" sobre el pecado. Eso no se logró dándoles carne santa, sino dándoles gracia para vencer, en carne de pecado (Rom. 8:4; Tito 2:11 y 12).

R.J.W.-L.B.