Querido amigo y amiga:

Jesús dijo: "Bienaventurados sois cuando os insulten y persigan, y digan de vosotros todo mal por mi causa, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestra recompensa es grande en el cielo, que así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros" (Mat. 5:11 y 12). ¿Puedes hacerte una idea de lo que significa estudiar más de 18 años, para tener que superar finalmente un difícil examen, a fin de que un tribunal decida si puedes ejercer la medicina o no? Mi opinión es que el examen más difícil que un seguidor de Jesús puede enfrentar es el de ALEGRARSE al ser falsamente acusado. Por ley natural, nuestras válvulas de escape comienzan a perder antes de llegar a ese punto.

Un fanático de mira estrecha puede provocar con su actitud irrazonable el rechazo de personas razonables, y "alegrarse" por ser un mártir incomprendido. No me estoy refiriendo a ese caso. Me refiero a esto otro: ¿eres capaz de ser paciente y sonreír cuando cristianos te acusan falsamente de ser un siervo del diablo?

Quizá nunca hayas pasado por esa experiencia. No te quepa duda alguna de que si tienes el privilegio de vivir las últimas escenas de este mundo, cuando sea finalmente impuesta la "marca de la bestia", te encontrarás exactamente en esa situación. Y esa será una dura prueba para tu paciencia. Jesús dijo: "En vuestra paciencia poseeréis vuestras almas" (Luc. 21:19).

La "paciencia" está en el centro del mensaje del tercer ángel de Apocalipsis 14:6 al 12. Leemos: "Aquí está la paciencia de los santos; aquí están los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús". Esa última expresión contiene la clave: mantén presente que estás en Cristo. Los insultos e improperios no van dirigidos a ti, sino a él. La comprensión de que se te concede el privilegio de ser partícipe de sus sufrimientos es razón suficiente, y la única razón, por la que podrás ALEGRARTE. Y ciertamente lo puedes hacer, comenzando por hoy mismo.

Ni Enoc, que fue trasladado al cielo, ni Elías, que ascendió en un carro de fuego, fueron mayores o más honrados que Juan el Bautista, que pereció solo en una cárcel miserable. "A vosotros es concedido por Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él" (Fil. 1:29). De todos los dones que el Cielo puede conceder a los hombres, la comunión con Cristo en sus sufrimientos es el más grave cometido y el más alto honor que pueda existir.

Buenas nuevas, que puedes comenzar a disfrutar desde ahora mismo.

R.J.W.-L.B.