Querido amigo y amiga:

Todos somos tentados al desánimo en alguna ocasión. El simple hecho de ser humanos nos expone a los asaltos de Satanás. Él tiene muchas maneras de llegar a nosotros: mediante nuestros parientes, nuestro esposo o esposa, nuestros vecinos, compañeros de clase o de trabajo, nuestras amistades y hasta incluso (triste decirlo) mediante nuestros hermanos en la fe.

Básicamente, todas las tentaciones de Satanás tienen algo en común: la INCREDULIDAD en las promesas de Dios. Y el antídoto para todas ellas, el escudo que siempre significa la victoria, es CREER en sus promesas. Tal es el mensaje central de la Biblia, y es difícil imaginar cuán febril es el empeño de Satanás por minar nuestra confianza en los dichos de Dios. También es difícil comprender por qué estamos tan dispuestos a dar crédito a las sugerencias de Satanás, en lugar creer lo que Dios dice.

Desgranamos aquí siete promesas que Dios hizo a Abraham (llamándose aún Abram). En virtud del sacrificio de Cristo, tú eres un hijo de Abraham, por lo tanto, eres heredero de las mismas promesas. Se encuentran en Génesis 12:1-3:

(1) "Haré de ti una gran nación", Es decir, serás una persona respetable.
(2) "Te bendeciré". Significa darte la bienaventuranza, la felicidad.
(3) "Engrandeceré tu nombre". Te haré digno de la consideración de los demás.
(4) "Serás una bendición". Harás felices a otros.
(5) "Bendeciré a los que te bendigan". Serás alguien especial para Dios.
(6) "A los que te maldigan maldeciré". No te van a faltar enemigos, pero Dios confundirá a cada uno de ellos, y te honrará a ti.
(7) "Por medio de ti serán benditas todas las familias de la tierra". Una promesa de que Cristo vendría de la descendencia de Abraham, pero también una promesa de que compartirás con Cristo la alegría de darlo a conocer al mundo.

¿Cómo respondió Abraham? Conoció sus altos y bajos, incapaz al principio de creer buenas nuevas tan fantásticas. Pero finalmente se elevó por encima de la neblina de las dudas, "y Abraham creyó al Señor, y eso se le contó por justicia" (15:6).

¿Ya lo has hecho tú? Si no es así, ¿a qué esperas? Todo el cielo está esperando tu respuesta.

R.J.W.