Querido amigo y amiga:

Pablo nos dice: "Examinaos a vosotros mismos para ver si estáis en la fe. Probaos" (2 Cor. 13:5). Así, hagámonos un pequeño autoexamen. Quizá podamos anticipar el juicio final, de una forma positiva y sana.

(1) De haber vivido en los días de Noé, ¿habrías hecho frente al ridículo de la multitud, y habrías seguido el camino solitario de aquellos pobres "fanáticos", camino del arca?

(2) Si te hubiese tocado vivir en tiempo de Abraham, ¿hubieses dejado a tus familiares y amigos en Mesopotamia, para seguir a Abraham en su viaje visionario hacia una tierra desconocida, en respuesta a un llamado de Dios que sólo él decía haber oído?

(3) Si hubieses vivido en tiempos de Elías, cuando debió tenerse en pie en el Carmelo, ante el airado rey de Israel y 450 dirigentes de la religión popular de sus días, ¿te habrías separado de la multitud, para ponerte del lado de Elías, cuando absolutamente nadie más lo hizo?

(4) Si hubieses vivido en Jerusalem en los días de Jeremías, cuando Joacim y los príncipes, los sacerdotes y "todo el pueblo" decidieron matar al profeta por haber traicionado a la nación, ¿habrías tenido el valor de salir en defensa del indefendible, ante todos ellos? (Jer. 26).

(5) Cuando el rey Sedequías encerró al profeta en una mazmorra, hundiéndolo en un pozo cenagoso, ¿arriesgarías tu vida, como hizo Ebed Melec, para rescatarlo de allí? (Jer. 38).

(6) Si hubieses estado junto a la multitud, en la llanura de Dura, ante la imagen de oro de Nabucodonosor, cuando la orquesta comenzó a tocar el himno nacional, ¿te habrías inclinado también para evitar encontrarte en el horno de fuego junto a Sadrach, Mesach y Abed-nego?

(7) Si te hubieses encontrado allí ese fatídico viernes por la mañana, reunido ante Pilato, cuando las multitudes clamaban '¡Crucifícale!', ¿Habrías dicho a su excelencia el gobernador: 'Señor, si crucifica a ese hombre, crucifíqueme también a mí'? ¿Dónde estabas, cuando crucificaron al Señor?

Discúlpame por no haberte hecho preguntas más complacientes. Te confieso que algunas veces me hacen estremecer.

¿Las buenas nuevas? En cada una de las preguntas, si das oído a 1 Juan 1:9 y 10.

R.J.W.-L.B.