Querido amigo y amiga:

¿Por qué no destruye Dios ahora nuestro mundo de maldad? Hay una respuesta en el ejemplo del santuario israelita:

(a) Se ofrecían diariamente dos corderos en el altar de los holocaustos, uno por la mañana y otro por la tarde, en beneficio de todo el que habitara en los límites de Israel. Los extranjeros y gentiles estaban también incluidos. No gravitaba sobre el arrepentimiento y la confesión. No se hacía pregunta alguna. Los corderos eran ofrecidos en holocausto continuo (Éx. 29:38-42). Ser un ser humano es todo cuanto era necesario, para estar bajo la protección de la abundante gracia de Dios.

(b) Se trataba del evangelio en sombras, la "luna" de Apocalipsis 12:1. Al salir el "sol" del Nuevo Testamento, el significado viene a quedar aclarado: "Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo" (2 Cor. 5:19). "En el don incomparable de su Hijo, Dios rodeó al mundo entero con una atmósfera de gracia tan real como el aire que respiramos" (CC 68). El servicio diario de los dos corderos era un ministerio en beneficio del mundo entero. Cuando Jesús vino a Juan pidiéndole ser bautizado, éste rehusó. Jesús hubo de darle un estudio bíblico allí, en el agua, haciendo comprender a Juan que Él era el Cordero simbolizado por el sacrificio diario. "Entonces Juan consintió" (Mat. 3:15).

(c) El día siguiente, Juan presentó a Jesús como al "Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1:29). No "probablemente", "quizá", o "a Él le gustaría". Tampoco 'el Cordero que quita el pecado de unos pocos'. ¿Por qué ese sacrificio universal de expiación? "Él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo" (1 Juan 2:2).

(d) El "incienso" ofrecido en el altar dedicado a ello, continua o diariamente, era también un tipo o representación del ministerio universal de intercesión. Solamente la sangre de Cristo ministrada continuamente puede preservar de la destrucción a este mundo de maldad (Apoc. 8:3-5). Cuando cese de ministrar su sangre, llegará el tiempo de angustia. ¡Gracias a Dios por el "Cordero, el cual fue muerto desde el principio del mundo"!

No puede haber mejores Nuevas. Buenas Nuevas, si respondemos a su ministerio en el lugar santísimo "entretanto que se dice hoy".

R.J.W.