Querido amigo y amiga:

Este humilde ministerio está dedicado a transmitir migajas del pan de vida del evangelio a todo quien sienta hambre en el mundo. Buscamos ansiosamente algún indicio de ellas entre las horrendas noticias procedentes de Kosovo. El cielo está obligado a contemplar esos miles de refugiados, muchos de ellos ancianos, así como mujeres y niños cuyos maridos/padres acaban de serles arrebatados. Privados de cualquier posesión material, se ven obligados a escapar a algún lugar en donde al menos puedan existir, la alternativa a ser fusilados.

El cielo estuvo también obligado a presenciar la persecución religiosa en aquella Edad tenebrosa en la que John Milton escribió el soneto sobre los valdenses del Piamonte, quienes sufrieron similares atrocidades: "Venga, oh Señor, a tus santos degollados / cuyos huesos yacen esparcidos por las frías montañas alpinas".

¿"Vengó" el cielo a esos santos? Sí. El Salvador, quien sufrió Él mismo atrocidades inenarrables de manos de seres humanos, oyó sus clamores. Cumplió su promesa: "Todo el que invoque el nombre del Señor será salvo". Dios promete que habrá salvación en el remanente a quien el Señor llame (Joel 2:32). Los valdenses, en el siglo XVI, perdieron en verdad sus derechos civiles y propiedades, y muchos de ellos también sus vidas, pero el Dios del cielo les dio gracia para ser "fieles hasta la muerte", y recibirán ciertamente "la corona de la vida" (Apoc. 2:10). También en la muerte violenta hay esperanza.

Los protestantes de Inglaterra quedaron horrorizados al saber de las masacres en el Piamonte. No tenían televisión para ver las imágenes, pero sentían su implicación corporativa con los "santos" sufrientes en los Alpes, y clamaron al cielo. Clamemos nosotros también al cielo, no sólo para que las agonías físicas de los kosovares tengan fin, sino para que se pueda encontrar un camino para la predicación del evangelio de Jesús, el mensaje de su gracia, de la justicia en Él, a esos pobres refugiados que no pueden comprender por qué parece que el cielo los haya olvidado (muchos de ellos son musulmanes europeos que sufren de manos de "cristianos" que festejan la semana santa).

¿Hay buenas nuevas? Nos atenemos a lo que Jesús dijo: Cuando los hombres desfallezcan "por el temor y la ansiedad de lo que vendrá sobre la tierra... cuando estas cosas empiecen a suceder, cobrad ánimo, y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca" (Luc. 21:26-28). 1999 puede ser uno de los últimos pocos años que restan de la historia pecaminosa y sangrienta de la humanidad en esta tierra. Pronto estará colmada la medida. El gran Sumo Sacerdote será muy pronto Rey de reyes y Señor de señores.

R.J.W.