Querido amigo y amiga:

¿Crees tener la fuerza de carácter para resistir la prueba de la riqueza? Cuando observas el nivel de vida de los ricos, ¿piensas en tu corazón que si el Señor te confiara las riquezas que ellos poseen, emplearías esos medios para ganar almas y para honrarle? Cuando lees la advertencia hecha a los ricos en Santiago 5:1-3, quizá pienses que es una parte de la Escritura que no se aplica a tu caso, dado que tú no eres rico.

Permite que te diga algo: poco importa lo pobre que te creas, si esta noche hay un techo que te cubra, si tienes algo que comer, y si puedes vestirte con algo mejor que harapos, eres rico ante los ojos de muchísimos hijos de Dios en este mundo. Los pobres (entre los que nos creemos encontrar) desconocen muy a menudo sus corazones. Tan pronto como logran gustar el dulce sabor de la prosperidad, una gran proporción de ellos se entrega al despilfarro más intempestivo, especialmente si padecieron en su infancia la amargura de la privación.

En Lucas 21:25 al 26, Jesús se dirige a personas que estarán viviendo justamente antes de su segunda venida, es decir, ahora. Viven en el tiempo de la purificación del santuario, mientras el gran Sumo Sacerdote está ministrando en el lugar santísimo del santuario celestial, preparando un pueblo para resistir en el día postrero. Dice Jesús: "Mirad por vosotros mismos, que vuestro corazón no se cargue de glotonería [exceso de comida saludable] y embriaguez [lo que es perjudicial para el cuerpo y para la mente], y de las preocupaciones de esta vida, y aquel día venga de repente sobre vosotros. Porque como un lazo vendrá sobre todos los habitantes de toda la tierra". Peterson traduce las "preocupaciones de esta vida" como 'festejar y comprar'. Jesús quiere evitarte graves apuros en el día del juicio, cuando se examine cómo has empleado tu tiempo y tu dinero. Escribió una sabia pluma: "Todas sus promesas, sus advertencias, no son más que el aliento de su amor indescriptible".

R.J.W.