Querido amigo y amiga:

Las mejores nuevas que puedas jamás oír proceden de los labios de Jesús mismo, al decir: "Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, y yo os haré descansar" (Mat. 11:28). En el Antiguo Testamento escrito en griego (LXX) que se usaba comúnmente en los días de Cristo, se emplea la palabra "descanso" para describir la experiencia del que observa el sábado.

¿Por qué? Porque en el sábado está la presencia de Cristo. En una ocasión en que Moisés se encontraba terriblemente abrumado, temeroso de enfrentarse a los problemas que traía cada nuevo día, el Señor le prometió: "Mi presencia irá contigo, y te haré descansar". Cuando santificamos el sábado, cuando apreciamos ese precioso don que nos concedió desde el mismo Edén, en cada sábado que nos llega a la puesta del sol del viernes, entramos de nuevo en la presencia de Jesús. En ese día, se encuentra con nosotros de una forma especial.

Oh sí, cada día está con nosotros. Lo está en nuestro esquema de trabajo. Dice: "Seis días trabajarás, y harás toda tu obra". Así, en el puesto del mercado, en la tienda, en la fábrica, en la oficina, sea donde sea, mientras desempeñamos nuestra obra en "los seis días de trabajo" (Eze. 46:1), el Señor está con nosotros, asistiéndonos en nuestra labor. Él mismo fue carpintero, un obrero manual. Por lo tanto, obramos lado a lado junto a Él durante esos seis días de trabajo: ¡maravilloso!

Pero en el sábado, Jesús deja sus herramientas, cierra su carpintería y va a la casa del Padre junto a otros que también acuden por su invitación, y descansamos en Él. Nos enseña, nos consuela, nos anima; cada nuevo sábado aprendemos de Él cómo llevar su yugo (Mat. 11:29). Aprendemos más y más sobre quién es Él, cuánto le costó salvarnos, por qué tuvo que morir en una cruz. Y nuestras almas resultan unidas con la suya, nos hacemos uno con Él, su gozo llena nuestros corazones. Llega entonces el versículo 30: "Mi yugo es fácil y ligera mi carga". El gozo de santificar el sábado, no viene meramente por el reposo físico (¡bueno como es!), sino por el reposo del alma, un día del cielo en esta tierra. Un trozo de ese Edén sin maldición. Esa maravillosa palabra -"descanso", significa reposo de nuestro "yo", reposo de la ansiedad. Es lo que la Biblia llama "justificación por la fe". ¡No dejes perder ese maravilloso don!

R.J.W.