Querido amigo y amiga:

¿Hay algún corazón humano que no conozca la tormenta? Si estás en perfecta armonía con Dios, perteneces al cielo. Si es así, debes estar ayudando eficazmente a esos millones que se debaten en el problema universal del hombre: la enemistad natural contra Dios. '¿Por qué permites que me suceda esto?' '¿Por qué permites la injusticia?'...

Es posible que estemos dando repuestas exteriores "pías", llenas de justicia propia, mientras que en lo más profundo, ciertas preguntas inquietantes a las que no vemos respuesta estén destruyendo nuestra "paz con Dios" (Rom. 5:1). Y no es sólo a los jóvenes a quienes aflige esa inquietud. Afecta igualmente a las canas.

Gran paradoja: cuanto más te acercas a Jesucristo, más comprendes la realidad de tu problema. Acércate aún más a Él, y "gustarás" la profundidad de las tinieblas, el valle de sombra y de muerte por el que Jesús transitó colgado de una cruz, cuando exclamó: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" Si uno no ha llegado a la vida adulta viniendo desde la niñez inocente, no puede pensar ni sentir de ese modo. Pero Jesús lo había hecho. '¿Por qué no hace Dios alguna cosa?', es el clamor del corazón sobre el que pesa, no solamente la preocupación por la propia seguridad personal, sino por los millones que sufren en Centro América después del huracán Mitch, en Irak y en Bosnia, los pobres de todo el mundo, algunos de ellos muriendo de hambre y de frío al lado de millonarios... 'Dios mío, Dios mío, ¿por qué has abandonado al mundo?'

Volvamos a la cruz del Calvario: en esas densas tinieblas, mientras colgaba de los clavos de la más profunda perplejidad y desaliento, Jesús hizo una elección: Resolvió creer que su Padre era bueno, incluso aunque todo a su alrededor le gritaba que era injusto. En las más profundas tinieblas, en el más amargo vacío de un corazón quebrantado, construyó un gran puente entre la humanidad enemistada y Dios. Se lo puede llamar expiación o reconciliación, y al que lo construye se le puede llamar Pontífice.

Aunque el Padre lo haya abandonado, ÉL NO ABANDONARÁ A SU PADRE. En la cruz, vuelve a crear a partir de la nada, tal como hiciera anteriormente con el mundo. Al costo que sea, CREERÁ las buenas nuevas. CREARÁ las buenas nuevas.

No se espera que tú edifiques ese puente. Lo único que necesitas es creer que Él lo edificó, y que es tan fuerte que jamás se hundirá bajo tus pies.

R.J.W.